Desde el viernes se ha pasado de la sorpresa al enfado abierto y público. El pasado 22 de enero la farmacéutica AstraZeneca anunciaba que recortaba su producción en Europa de vacunas contra el coronavirus debido a problemas en la fabricación en la Unión Europea. La Comisión empezó a moverse entonces: llamada de la presidenta Ursula von der Leyen al CEO de la compañía, Paschal Soriot, y carta de la comisaria de Salud, Stella Kyriakides. En ambos casos con un mensaje idéntico: tiene que cumplir con el contrato firmado. Y eso significa que tiene que entregar las dosis prometidas en el momento prometido. Tras una primera reunión este lunes el Ejecutivo comunitario ha pasado directamente a la ofensiva, amenazando con acciones legales contra AstraZeneca y sugiriendo que la compañía ha vendido a países terceros las vacunas prometidas a la Unión Europea.
Para Bruselas es un tema crucial. Poco a poco la historia de éxito, la gestión a nivel europeo de la compra de vacunas contra el coronavirus, está empezando a convertirse en una historia de nerviosismo y desconfianza. Cada vez se agranda más la brecha entre el ritmo de vacunación en el Reino Unido o Estados Unidos frente al que se tiene en la Unión Europea. A eso se añaden anuncios por parte de las farmacéuticas retrasando o recortando las entregas de dosis. ¿Qué está pasando?
En la conversación con Soriot la presidenta de la Comisión Europea le recordó que la Unión ya había pagado en una importante suma de dinero por anticipado en el marco del contrato para que AstraZeneca pudiera garantizar un aumento de la producción antes incluso de recibir el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). “Invertimos en estas compañías para que aumenten la producción y puedan entregar las dosis cuando reciben la autorización de la EMA”, ha recordado el portavoz de la Comisión Europea, que ha recordado que el contrato se firmó en agosto. Se espera que la EMA apruebe la vacuna de AstraZeneca esta misma semana.
Kyriakides ha señalado tras la primera reunión con AstraZeneca que las explicaciones de la compañía no son satisfactorias y que el nuevo calendario que ha ofrecido la farmacéutica “no es aceptable”. Y la chipriota deja caer que la compañía ha vendido esas dosis a países terceros. “La Unión Europea quiere saber exactamente qué dosis han sido producidas por AstraZeneca y dónde exactamente hasta ahora y si se han entregado o a quién”, ha afirmado Kyriakides en una comparecencia de prensa en la que también ha anunciado que habrá un nuevo encuentro esta misma noche. “La Unión Europea quiere que las dosis solicitadas y prefinanciadas se entreguen lo antes posible. Y queremos que nuestro contrato se cumpla plenamente”, ha señalado.
Las palabras de Kyriakides dejan entrever que lo que la Comisión Europea tiene es algo más que una sospecha: la comisaria ha propuesta poner en marcha el mecanismo de transparencia de exportaciones, lo que en la prácticas es el control sobre la exportación de vacunas contra el Covid-19 desde la Unión Europea. “En el futuro, todas las empresas que produzcan vacunas contra el coronavirus en la Unión Europea deberán notificar de forma anticipada siempre que deseen exportar dosis”, ha subrayado la chipriota, que también ha explicado que aquellos envíos por motivos humanitarios no afrontarán ninguna barrera.
a comisaria también ha endurecido el lenguaje en lo que se refiere a las posibles represalias contra la compañía. Si por la mañana la Comisión no ha confirmado si tiene previsto tomar acciones legales contra la compañía, por la tarde Kyriakides se ha mostrado contundente, explicando que la “la UE tomará cualquier acción necesaria”. Se suma así a un mensaje duro por parte de otros líderes europeos. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, acusó el sábado a Pfizer y AstraZeneca de graves violaciones contractuales y prometió utilizar “todas las herramientas legales disponibles”. También se mostró más contundente el domingo por la noche Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, recogiendo el malestar de muchas capitales, mandaba durante una entrevista un mensaje directo a las compañías: “Planeamos hacer que las empresas farmacéuticas respeten los contratos que han firmado utilizando los medios legales a nuestra disposición”.
Bruselas entiende que pueden existir problemas de producción, y de hecho la reacción en el caso de AstraZeneca ha sido totalmente distinta a la noticia de Pfizer. “Está claro que pueden producirse problemas de producción con una vacuna compleja, pero esperamos que la empresa encuentre soluciones y explote toda la flexibilidad posible para hacer las entregas rápidamente”, ha explicado un portavoz. Esta vez es distinto.
Objetivos ambiciosos
¿Afecta eso a los objetivos de la Comisión Europea? La semana pasada Bruselas pidió que en marzo estuvieran vacunados el 80% de los mayores de 80 años y el personal médico, y el 70% de la población adulta en verano de 2021. Los líderes europeos, con algo de cautela, aceptaron los objetivos en una videollamada el jueves. Pero las noticias hacen que muchos duden de la capacidad de cumplir con esos objetivos. Pero el Ejecutivo comunitario se muestra tajante: “No, no vamos a cambiar los objetivos”, explica un portavoz.
En la Comisión Europea se apuesta por mantener la calma: se va a acelerar y mucho la capacidad de vacunación a medida que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) vaya dando luz verde a las distintas vacunas. En total, Bruselas tiene contratos por adelantado que adelantan unos 2.000 millones de dosis, lo que significa que, si ninguna falla, habría más que suficientes para vacunar a los 450 millones de habitantes de la Unión Europea.
No es una estrategia que compartan en algunas capitales. Los problemas con AstraZeneca se han sumado a otros que ya tenía Bruselas, como por ejemplo las voces críticas desde algunos de los Estados miembros, especialmente Alemania, que consideraban que la Unión Europea no había comprado las suficientes dosis de la vacuna de Pfizer/BioNtech, como sí habían hecho los Estados Unidos.
Aunque el número de dosis contratadas por Washington y Londres son similares a las que ha contratado Bruselas, lo cierto es que EEUU y Reino Unido han apostado más por una serie de farmacéuticas que han sido capaces de sacar adelante sus vacunas antes, recibiendo una luz verde por parte de las autoridades sanitarias más rápidas. Y, no menos importante: invirtieron mucho más por adelantado.