Como parte de las actividades para celebrar El Día Nacional del Maíz, ocurrido el pasado 29 de septiembre, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología llevó a cabo el Webinario Científico “Etiquetado Frontal y Alimentos Ultraprocesados”, donde un grupo de investigadoras e investigadores analizaron a profundidad la problemática, tanto de salud como ambiental, que atraviesa nuestro país por el consumo masivo e indiscriminado de alimentos industrializados, con exceso de azúcar y sal, grasas no saludables y saturados de sustancias tóxicas para el organismo.
Al dar un mensaje de bienvenida, la Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Conacyt, habló de los cambios en la dieta tradicional mexicana y del incremento de alimentos con bajo nivel nutritivo y ultraprocesados, lo que ha detonado el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas entre la población. Enfatizó en la necesidad de tener un mayor cuidado y conciencia de los alimentos que se consumen para preservar la salud y señaló, además, los efectos nocivos en el ambiente.
En su intervención, el Lic. Alejandro Calvillo Unna, director de la asociación El Poder del Consumidor, abordó el fenómeno por el cual la población ha abandonado su cultura gastronómica y dejado de consumir sus propios alimentos. Adjudicó este proceso a la “bursilitización de la economía”, en el que los alimentos son considerados mercancías y donde las grandes corporaciones compiten por vender más, sin importarles las consecuencias en la salud de la población. Por tanto, el objetivo de la industria de alimentos es que la población consuma más productos, diseñarlos de tal manera que sean adictivos, es decir, “hiperpalatables”, así como competitivos, de manera que desplacen a los alimentos naturales, desarrollados a través de los siglos por las culturas tradicionales. En este sentido, señaló, “el etiquetado frontal trata de sacar a la luz la fórmula de la comida chatarra”.
La Dra. Magda Carbajal, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, habló sobre la presencia de ciertos cancerígenos, llamados aflotoxinas, en el maíz y sus derivados. Enfatizó que dichos tóxicos producen enfermedades hepáticas, inmunodeficiencia, hemorragias y derrames cerebrales, así como abortos, malformaciones, síndromes y cánceres, como el cervicouterino, entre otros padecimientos graves. Agregó que el ciclo de la aflotoxinas comienza cuando este hongo está en el aire, o en el agua, y contamina al maíz, para posteriormente pasar a los alimentos que consumimos. También advirtió que entre los productos que controlan los efectos de estos cancerígenos están las coles, el brócoli, las moras y los cítricos.
En su intervención el Dr. Simón Barquera Cervera, directivo del Instituto Nacional de Salud Pública, abordó el tema del etiquetado frontal de advertencia con el que han comenzado a señalizarse los alimentos comerciales. Subrayó la necesidad de que el consumidor “haga conciencia sobre sus elecciones de alimentos, ya que cada vez hay una mayor exposición de la mercadotecnia de comida chatarra, para que modifique los aspectos de su ambiente alimentario”. Al respecto, afirmó que el nuevo etiquetado frontal evalúa rápidamente la calidad de los alimentos, de manera que puede ser entendido por las niñas, los niños y los jóvenes. Consideró que el etiquetado frontal es claro y favorece las elecciones saludables. Asimismo, reveló que más de 45 % de los alimentos ultraprocesados podrían tener una o más etiquetas. Concluyó diciendo que esta estrategia permite identificar los alimentos que no deben consumirse o en su caso reducir su ingesta. También identifica cuáles no deben estar disponibles en las escuelas; cuáles son susceptibles de impuestos para reducir el consumo, o cuáles no deben ser promovidas en campañas de publicidad, sobre todo en aquellas dirigidas a los consumidores infantiles.