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Los perros pueden ser centinelas de la salud humana

Una observación las sociedades humanas pasadas y presentes proporciona la noción de que las mascotas pueden ser una compañía, proporcionar protección, desarrollar un trabajo y transmitir estatus social. Ello pone de relieve el papel que los animales de compañía pueden desempeñar como centinelas de la salud pública, el bienestar social y la salud de las personas. Esto está en consonancia con el paradigma bien establecido de One health, que afirma que la salud humana, animal y medioambiental están interconectadas, y que cualquier desequilibrio de uno de sus componentes se va a reflejar en los otros dos.

Un artículo reciente publicado en la revista Science insta a que se amplíe aún más la red de trabajo en busca de datos sobre los entornos compartidos entre humanos y perros. “Los entornos humanos y los impactos de los factores ambientales pueden variar sustancialmente, y esta variación debería ser capturada por futuros estudios de perros para evaluar con mayor precisión los riesgos de exposición para poblaciones diferentes y vulnerables”, comentan los autores. “Aunque se están acumulando datos que respaldan la validez de reconocer e integrar a los perros como centinelas de la salud humana, la falta actual de un sistema para capturar las capacidades en las que los perros son representativos de las influencias “exposómicas” en un espectro de experiencias humanas es problemática. Ahora es el momento de empezar a informar esos datos”, añaden.

Los autores abogan por la recopilación de datos estandarizados sobre dueños de perros en estudios sobre la salud de los animales de compañía, incluyendo, “como mínimo, datos demográficos relevantes para el propietario, como grupo de edad, identidad racial, identidad de género, ubicación geográfica, tipo de entorno residencial (urbano, rural, suburbano), composición del hogar (es decir, vivir con personas no relacionadas, vivir con miembros de la familia, vivir solo), ingresos y nivel educativo”.

“Es una llamada a la acción para los investigadores en el campo para garantizar que incluyamos una gama diversa de humanos en nuestros estudios, y no solo una población diversa de perros“, señalan. “Esto es crucial para garantizar que los beneficios y peligros que descubrimos relacionados con nuestro entorno compartido realmente influyen en todos”.

EXPOSOMA EN PERROS Y HUMANOS

“Exposoma”, un término acuñado hace sólo 19 años por el epidemiólogo molecular Christopher Wild. “El exposoma puede considerarse la totalidad de factores ambientales que pueden influir en la calidad de vida de un individuo, incluidos aquellos relacionados tanto con el entorno físico como social, como la calidad del aire, el acceso a los recursos, el agua, la dieta, la situación financiera, el compañerismo, etc.”, comentan. “Los perros y las personas tienen una superposición sustancial en lo que respecta a sus exposomas, pero los perros viven vidas mucho más cortas. Por lo tanto, al observar los factores que afectan a ambas especies y ver los resultados al final de la vida en los perros, podemos obtener pistas sobre cuáles de ellos son los más importantes”.

Según explican, “la salud humana está indisolublemente ligada a la salud del medio ambiente, al igual que la salud de otros animales con los que las personas comparten hábitats y recursos. En particular, las relaciones cercanas con compañeros caninos ofrecen una oportunidad de aprender cómo el exposoma compartido contribuye a la calidad de vida tanto de las personas como de los perros”.

En el artículo, los investigadores argumentan que el vínculo entre humanos y perros va más allá de los entornos físicos compartidos y las similitudes genéticas para incluir entornos socioeconómicos entrelazados. “Básicamente, estamos argumentando que debemos prestar más atención a los humanos que viven junto a los perros que estudiamos“, subrayan.

“Prestar atención a cómo los factores ‘humanitarios’, como la situación de vivienda, la situación financiera y la educación de los dueños afectan a los perros, puede abrir nuevos caminos para comprender los enfoques de múltiples especies para el diagnóstico, la atención y la prevención de problemas de salud que pueden, de lo contrario, no tener una causa aparente en los perros”, agregan.

Los científicos establecen vínculos entre el trato a los perros y las cuestiones de bienestar comunitario y justicia social. “El maltrato a los perros se correlaciona con el acceso a la atención, los recursos y la justicia social en las comunidades humanas. Por ejemplo, las políticas de propiedad de la ciudad, el condado e incluso las individuales que restringen ciertos perros según su raza y tamaño se utilizan con frecuencia de manera discriminatoria para limitar el acceso a la vivienda a personas específicas de diferentes razas, orígenes o clases socioeconómicas”.

“En el otro extremo del espectro, los perros a menudo funcionan como una forma de capital social para los humanos, como cuando facilitan la conversación entre vecinos y hacen que los extraños parezcan más accesibles o incluso más visibles, como es el caso de muchas personas que no tienen hogar. De este modo, tener un perro puede mejorar la calidad de vida al ayudar a las personas a construir una comunidad, lo que también brinda apoyo al animal”.

Con información de: Diario Veterinario

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By  Alcanzando el Conocimiento

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