Al inaugurar el Primer Foro Latinoamericano de Trabajadores Científicos, en el que participaron representantes de la Unesco y organismos en la materia, el diputado Sergio Mayer Bretón (Morena), resaltó que es urgente garantizar que los trabajadores científicos tengan condiciones laborales y económicas óptimas, porque la investigación es pilar fundamental del desarrollo de cualquier sociedad.
El presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía e integrante de la de Ciencia, Tecnología e Innovación, agregó que el Poder Legislativo tiene la tarea que en el próximo Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, contemple a este rubro “como un andamiaje de desarrollo para gestar una mejor sociedad en todos los sentidos”.
En su intervención, el secretario de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación, diputado Alfonso Pérez Arroyo (Morena), resaltó que el Congreso de la Unión ha iniciado el procedimiento legislativo para reformar la Constitución Política mexicana e incorporar como derecho humano, en el ámbito de la educación, el acceso a resultados de la investigación, tecnología y científica. Asimismo, se propone como obligación del Estado el desarrollo en esas materias.
El tema central, precisó, es la precarización laboral del investigador, del científico y, por ende, de la investigación científica como un obstáculo para el progreso nacional y de los países latinoamericanos.
El legislador afirmó que es innegable que la actividad y desarrollo de la ciencia hace de un país no sólo una nación preparada, sino que además provee de herramientas que permiten afrontar los problemas de la sociedad moderna de manera eficaz y eficiente.
El representante de la Unesco en México, Frédéric Vacheron, señaló que la agenda de Naciones Unidas 2030 para el desarrollo sostenible y sus 17 objetivos implican un compromiso de la comunidad internacional para aprovechar plenamente la ciencia, tecnología e innovación a favor del desarrollo sostenible.
Durante los próximos 11 años la ciencia, la tecnología y la innovación serán piezas fundamentales para responder a los desafíos más urgentes a los que se enfrenta la humanidad a escala global, regional, nacional y local.
Resaltó que la ciencia ha evolucionado en las últimas décadas con la llegada de las nuevas tecnologías, diferentes formas en que pueden desarrollarse y nuevas necesidades de la sociedad. El papel de las y los investigadores también ha evolucionado; “la necesidad de una interacción significativa entre ciencia y sociedad es mayor que nunca”.
Recordó que las condiciones en las que operan las y los investigadores y científicos en todo el mundo, estaban definidas por la UNESCO, a través de la recomendación de 1974, la cual se renovó en 2017 y establece las pautas y valores con respecto a las condiciones de trabajo de los investigadores, así como el entorno requerido para que la ciencia se lleve a cabo de manera positiva y ética. Además, incluye un vínculo más sólido entre la ciencia y la sociedad y tiene como fin garantizar que los resultados de la investigación aporten a los objetivos de la agenda 2030.
La recomendación tiene un papel muy importante, por su posición política y el poder de influir en los códigos de conducta y directrices nacionales relacionados con la ciencia y la ética. Requiere que los gobiernos, incluido México, informen periódicamente sobre el progreso que realicen en la materia.
La ciencia afirmó es una herramienta poderosa para mejorar la paz y el bienestar de todos los ciudadanos y tiene un papel importante en la política y la toma de decisiones en todos los países.
Mencionó que la recomendación de la Unesco sobre la ciencia y los investigadores científicos de 2017, también establece principios relevantes para el desarrollo del uso de la inteligencia artificial, ya que no ha habido ningún adelanto en cuanto esos aspectos éticos. Si se quiere aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial para el mundo entero, debemos asegurarnos que esté al servicio de la humanidad, respetando la dignidad y los derechos humanos.
Fadlala Akabani Hneide, director general del Fondo para el Desarrollo Social de la Ciudad de México (FONDESO), señaló que las circunstancias en que los científicos se desenvuelven son complejas al no encontrar los espacios necesarios en el mercado laboral y si desean buscar inversionistas los entornos son desventajosos.
En 2018 el presupuesto asignado para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) fue de 26 mil 925 millones de pesos; sin embargo, de este sólo el siete por ciento se destinó para el desarrollo de ciencia y tecnología, el resto se distribuyó para gasto corriente y becas para investigadores.
Dijo que México cuenta con 28 mil 634 investigadores registrados ante el Conacyt y se tiene datos que 1.2 millones de mexicanos con títulos universitarios y de posgrado trabajan en el extranjero en actividades científicas y tecnológicas, por lo que es necesario una política pública que otorgue mayores recursos al sector, el cual no ha superado el 0.5 por ciento del PIB.
Akabani Hneide urgió romper las condiciones del desarrollo económico que se tiene y acabar con el chantaje tecnológico vía empresas trasnacionales, quienes han impuesto a México el papel manufacturero.
Para tal fin, el gobierno de la Ciudad de México busca dar oportunidades a los trabajadores científicos, generando créditos especiales para que desarrollen sus productos y acercándolos a empresarios en un clima equilibrado y con igualdad de condiciones.
Jean Paul Laine, presidente de la Federación Mundial de Trabajadores Científicos, FMTC-WFSW, mencionó que se requiere destinar por lo menos el dos por ciento del Producto Interno Bruto para lograr un adecuado desarrollo de la investigación científica.
Destacó que es primordial apoyar a los trabajadores de este sector, “pues la tarea científica busca terminar con las desigualdades, injusticias y desequilibrio generado por el capitalismo, al realizar innovaciones que permiten el bienestar de la sociedad”.
Marcelo Magnasco, secretario de Relaciones Internacionales de la Federación de Docentes Universitarios de Argentina, expuso que en muchos países consideran que la labor del investigador no es un trabajo, sino un hobby que además “te tiran unos pesos”.
El apoyo científico se basa en becas, lo cual es una precarización laboral, pues este mecanismo es una especie de dádiva, por lo que consideró que México debe trabajar en la realización de un proyecto normativo donde participe el Congreso, las universidades y los investigadores, a fin de que se logre garantizar la estabilidad laboral de este sector.
El presidente de la Confederación de Educadores Americanos (CEA), Fernando Rodal, consideró que pensar a la actividad científica fuera del compromiso y la lucha por la transformación y el desarrollo de una sociedad, “es absolutamente utópico”.
La sociedad necesita de la ciencia para poder sobrevivir y hacer que la humanidad tenga un futuro en este planeta; en América Latina es necesario hacer hincapié en la introducción de más mujeres en la ciencia y fortalecer las áreas que se denominan duras, porque también se tienen dificultades en generar físicos y matemáticos.
Alejandro Valdés Cruz, secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores en Investigación Científica-Salud; SITIC-SALUD, lamentó las notorias diferencias de recursos e infraestructura entre instituciones científicas, por lo que, declaró, todas deben contar con condiciones que la ayuden a generar desarrollo.
Lamentó que en las evaluaciones existen criterios discriminatorios, además que el cambio generacional está detenido. Informó que actualmente existen plazas laborales sin prestación alguna.
El representante del Comité de Becarios en el Extranjero del Conacyt, Raúl Rojas Soriano, indicó que los investigadores que son apoyados no tienen la certeza si concluirán sus estudios, pues su situación legal y económica en los países donde se ubican dependen del subsidio económico e institucional del Conacyt.
Tienen claro que la austeridad y la lucha contra la corrupción son fundamentales para el país; no obstante, estas acciones dañan los estudios doctorales de los becarios del Conacyt y de las actividades científicas de los investigadores.
Roberto Flores, de la Universidad Autónoma de Chapingo, indicó que existen muchos factores claves para las políticas en gestión de la ciencia, tecnología e innovación; acontecimientos geopolíticos, estrategias de crecimiento de los países, crisis medioambientales y la búsqueda de fuentes de energía, “todo esto incide en la distribución para el reparto de esos recursos para la ciencia”.