Fallece Paul Crutzen, científico clave en el estudio de la capa de ozono y el Antropoceno

El Instituto Max Planck de Química de Alemania ha confirmado el fallecimiento, el 28 de enero, de Paul J. Crutzen, premio Nobel de Química el año 1995, científico clave en la comprensión y solución del problema ambiental del agujero en la capa de ozono físico y creador del término Antropoceno, propuesta de denominación de la época geológica marcada por el impacto ambiental de los seres humanos.

Paul J. Crutzen nació en Amsterdam (Paises Bajos) el 3 de diciembre de 1933, estudió ingeniería en la Middelbare Technische School (Harlem, Paises Bajos) y trabajó en la Universidad de Estocolmo (Suecia), la Universidad de Oxford (Reino Unido) y National Center for Atmospheric Research en Boulder (Estados Unidos) y, entre 1980 y 2000, fue director del Departamento de Química Atmosférica en el Instituto Max Planck de Química en Mainz, Alemania.

Junto con Mario J. Molina y F. Sherwood Rowland, Crutzen recibió el Premio Nobel de Química de 1995 por identificar cómo los óxidos de nitrógeno erosionar la capa de ozono de la Tierra y descubrir los procesos químicos que provocan el agujero de ozono.

“Paul Crutzen fue un pionero en muchos sentidos”, ha destacado Martin Stratmann, presidente de la Sociedad Max Planck. “Fue el primero en mostrar cómo las actividades humanas dañan la capa de ozono. Este conocimiento sobre las causas del agotamiento del ozono fue la base de la prohibición mundial de las sustancias que agotan la capa de ozono, un ejemplo hasta ahora único de cómo la investigación básica ganadora del Premio Nobel puede conducir a una decisión política global”, indica Martin Stratmann en una nota difundida por el Instituto Max Planck.

Impacto planetario de los humanos

Paul Crutzen también fue un pionero de las ciencias que se centraron en el impacto de la civilización humana en el medio ambiente, ya sea a través de sus descubrimientos sobre la destrucción de la capa de ozono o mediante su posterior trabajo científico sobre el cambio climático provocado por el hombre, como ha recordado ahora el profesor Martin Stratmann.

Una parte muy destacada del trabajo científico de Crutzen se centró en el impacto de los seres humanos en la atmósfera, el clima y el sistema terrestre. Además de su investigación sobre la química atmosférica y el agujero de ozono, también examinó las posibles consecuencias de una guerra nuclear global.

A principios de la década de 1980, junto con su alumno John Birks, descubrió que un oscurecimiento de la atmósfera de la Tierra por los incendios provocados por la guerra nuclear podría conducir a un “invierno nuclear” que resultaría en una disminución dramática de la habitabilidad de la Tierra. Sus hallazgos fueron contribuciones esenciales a los esfuerzos y logros mundiales en materia de desarme nuclear.

Paul J. Crutzen acuñó el término Antropoceno, que utilizó para describir la era actual en la que la actividad humana está dando forma a nuestro planeta a través de la profunda influencia en los procesos atmosféricos, biológicos y geológicos globales. Comentó sobre los debates científicos y sociales que siguieron a su propuesta sobre el concepto de Antropoceno: “Veo el debate como una oportunidad para lograr la reorientación ecológica que se necesita con urgencia”.

“Con la muerte de Paul J. Crutzen, la ciencia ha perdido a un investigador brillante, un erudito destacado y una voz de advertencia en un momento en que la interferencia humana con el medio ambiente se ha vuelto cada vez más evidente, tanto a nivel local como global”, ha destacado el Instituto Max Planck de Química de Alemania, con sede en Mainz.

Paul Crutzen ha sido durante muchos años un destacado defensor del medio ambiente y un interlocutor de gran nivel entre la ciencia, la política y la sociedad.

Referido al problema del cambio climático, Paul Crutzen, junto con su colega y amigo Ram Ramanathan, advirtió hace más de tres décadas de “la necesidad de medidas drásticas a nivel internacional para reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero, en particular de CO2, mediante el ahorro de energía, las fuentes de energía renovables y el secuestro de CO2”.

La sincera preocupación por el cambio climático provocado por el hombre llevó a Paul J. Crutzen a plantearse la cuestión de si la geoingeniería, la manipulación deliberada del clima de la Tierra mediante métodos científicos y tecnológicos, podría ser un último recurso viable para contrarrestar el calentamiento global, recuerda el Instituto Mawx Plank.

Paul J. Crutzen discutió hasta qué punto la humanidad explota los recursos naturales del planeta Tierra en numerosas publicaciones y conferencias públicas. Por lo general, terminaba las presentaciones con una foto en la que aparecía con su nieto a hombros y con una frase dirigida a la audiencia pidiendo la  preservación de la Tierra para las generaciones futuras.

Con información de: Vanguardia

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