La sequía de 2024 se vio reflejada en el aumento de la temperatura de los océanos: Julia Carabias

  • Como parte del X Encuentro Libertad por el Saber, El Colegio Nacional llevó a cabo el panel Migraciones y cambio climático, moderado por la colegiada Julia Carabias.
  • En la sesión participaron los especialistas Lorenzo Rojas-Bracho, de la Universidad Autónoma de Baja California; Enrique Martínez-Meyer, del Instituto de Biología-UNAM; Fernando Riosmena, de la Universidad de Texas en San Antonio; y el investigador Antonio Yúnez.
  • Las migraciones de ballenas “son una estrategia evolutiva para equilibrar la energía, el alimento y la seguridad. Son una muestra de la gran conexión entre los ciclos biológicos y el pulso del planeta”, explicó Lorenzo Rojas-Bracho.

“El fenómeno del cambio climático se puede medir, a través de los signos vitales del planeta. Sabemos que las concentraciones de dióxido de carbono se están incrementando aceleradamente y eso implica un cambio en las temperaturas. Actualmente, la temperatura es 1.4 °C más que en el periodo preindustrial”, sostuvo Julia Carabias, miembro de El Colegio Nacional, y moderadora del panel Migraciones y cambio climático, que formó parte del X Encuentro Libertad por el Saber.

La colegiada recordó que hay cambios observados en el clima de México, que implican un aumento de la temperatura media; mayores incrementos en el norte y sureste del país y un acrecentamiento de la precipitación promedio anual. “La precipitación ha disminuido en regiones del norte del país mientras que ha aumentado en el centro y sur. La sequía del año pasado se vio reflejada en el aumento de la temperatura de los océanos, así como el incremento en el nivel del mar”.

Al tomar la palabra, Lorenzo Rojas-Bracho, de la Universidad Autónoma de Baja California, habló del cambio climático, las migraciones y la vulnerabilidad, particularmente del caso de las ballenas. “Las ballenas son las mayores migrantes del planeta. Conforman el grupo más emblemático de la fauna marina. Todas, excepto una especie del hemisferio norte, se localizan en aguas de México. Lo que convierte a nuestro país es un lugar clave en el mundo en el que viven grandes cetáceos”.

Señaló que tan sólo en el siglo XX se cazaron 3 millones de ballenas en los océanos del mundo. “La ballena azul perdió más del 90% de su población. Sin embargo, cuando comenzaban a recuperarse las poblaciones, llegó una siguiente amenaza: el cambio climático, que transforma y pone a prueba la capacidad de adaptación de la vida marina”.

“Por miles de años, las ballenas han seguido sus rutas migratorias precisas, guiadas por estaciones y corrientes. Cada año recorren decenas de miles de kilómetros entre zonas polares y tropicales. Estas rutas, que parecían inmutables, actualmente tienen cambios evidentes: el océano ha dejado de emitir las señales que guiaron a las ballenas por mucho tiempo”.

Al responder a la pregunta: ‘¿por qué migran las ballenas?’, el especialista respondió que por la misma razón por las que migran todas las especies: para sobrevivir. En un verano viajan a las altas latitudes, donde la luz solar favorece la productividad de sus presas, mientras que en el invierno viajan hacia aguas cálidas, en donde las crías pueden vivir sin el riesgo de depredadores. “Estas migraciones son una estrategia evolutiva para equilibrar la energía, el alimento y la seguridad. Es una muestra de la gran conexión entre los ciclos biológicos y el pulso del planeta”.

“Pero este equilibrio se está alterando, ha generado alteraciones físicas en el océano, como el calentamiento, la acidificación y la reducción del hielo marino. Los impactos en los hábitats se ven reflejados en la reducción y desplazamiento de presas, cambios en productividad primaria y modificación de hábitats. Las consecuencias se pueden notar en la población de las especies, actualmente la tasa de crecimiento es reducida”. De tal manera que las ballenas tienen respuestas biológicas, cambios en migraciones, declive en condición corporal, y mayor mortalidad, como parte de los desajustes fenológicos.

Enrique Martínez-Meyer, del Instituto de Biología de la UNAM, sostuvo que, en el mundo natural, el movimiento de las especies es la regla, siempre están en constante movimiento.

“Podemos identificar dos tipos de movimientos; los de las ballenas son movimientos cíclicos, que hacen cada año”.

Describió que las características de las migraciones cíclicas consisten en ser regulares en el tiempo. Es decir, los sitios de salida y de llegada son relativamente constantes. El mismo individuo realiza todo el ciclo de migración. Las causas son variadas, pero en general es una estrategia para evadir condiciones ambientales hostiles o por limitación de recursos (alimentarios, reproductivos), o para aprovechar áreas con recursos clave. Esta es una estrategia evolutiva para evadir ambientes hostiles.

“La otra forma son las migraciones no cíclicas. Estas son migraciones que no son regulares. Las escalas de tiempo son más amplias (años, décadas, siglos). Ocurren a través de varias generaciones. La causa principal se relaciona con los procesos de dispersión de las especies, recientemente provocada o acelerada por alteraciones humanas al ambiente. El movimiento es la respuesta más frecuente de las especies ante el cambio climático”.

En general, las migraciones de las especies, cíclicas y no cíclicas, son estrategias ecológicas y evolutivas para maximizar la supervivencia de las especies. “El cambio climático altera los procesos migratorios con consecuencias a todos los niveles y con impactos en las sociedades humanas. “La estrategia de conservación más asertiva debiera orientarse a facilitar los procesos naturales de respuesta de la biodiversidad ante el cambio climático mitigando los factores que obstaculizan su adaptación”, concluyó el experto.

Fernando Riosmena, de la Universidad de Texas en San Antonio, recordó que la variabilidad climática, en términos de extremos ambientales, se ha vuelto más común con el calentamiento climático. Incluso, los académicos proyectan escenarios de migración por el cambio climático. “En general, veremos que la mayor variabilidad climática altera patrones de migración, aunque en algunos contextos, la migración aumenta, en muchos otros, disminuye, veremos en qué tipo de contexto aumenta y en cuál disminuye”.

“El cambio climático conlleva incrementos sistemáticos sustanciales en la temperatura. Se calcula que, en las próximas décadas habrá un desplazamiento de millones de personas al interior de Centroamérica por el cambio climático. A nivel poblacional, es importante pensar: ¿por qué podría y por qué no aumentaría la migración?, concluyó.

En su participación, Antonio Yúnez hizo referencia al libro Cambio Climático: los retos para la sostenibilidad agroalimentaria global, una publicación de enseñanza para estudiantes de ciencias sociales, que muestra en sus primeras hojas un marco con el cambio climático y las predicciones del calentamiento global de varios científicos. “La migración es un fenómeno complejo. La migración es selectiva, no todos migran en términos generales”.

Puntualizó que lo del libro tiene que ver con una de las preguntas, sobre los compromisos internacionales que no se han cumplido, como la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero. Se comprometieron de ingresos más altos a prestar o apoyar a los países de menores ingresos por miles de millones de dólares, lo que no ha sucedido. “Estoy muy preocupado como todos nosotros, sobre las tendencias y el futuro. A mi edad, lo que pensé hace algunos años, era informar a jóvenes con el libro de ciencias sociales y economía, y ser consciente del gran reto que tenemos”, finalizó Yúnez.

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