Entropía

Organizaciones de la Sociedad Civil bajo la lupa

Por: Bertha Alicia Galindo

La próxima semana el Presidente López Obrador presentará su segundo informe de gobierno, como de costumbre vendrán múltiples análisis a favor y en contra sobre su gestión.

Muchos se irán sobre cifras, otros sobre las decisiones que se tomaron para enfrentar la pandemia. Unos más por el combate a la corrupción, la crisis económica, la inseguridad  y otros más criticarán la rifa del avión y los megaproyectos.

¿Y qué me dicen de la comunicación? Desde que inició su gobierno el Presidente López Obrador ha promovido desde Palacio Nacional las mañaneras, sí, la conferencia diaria o casi diaria, que a muchos les molesta y a otros les agrada, unos quieren que siga, otros que termine, mientras el Presidente la disfruta  y otros más ni fu ni fa.

¿Por qué considero que es necesario destacar el tema de comunicación? Porque la conectividad gracias al internet, las redes sociales y la interlocución que hay por parte del gobierno con la sociedad está llevando a un cambio en los modelos de comunicación. En las mañaneras, como primeros representantes de la ciudadanía están los medios. Ya sabemos que han ocurrido episodios de desencuentros entre AMLO y la prensa; sin embargo, poco se habla del testigo que hay de ese diálogo entre el Presidente y los medios, del ciudadano que ve, escucha, opina y que además expresa su acuerdo o descontento con lo que ocurre en las mañaneras y en el día a día, a través de las redes sociales, en tiempo real. Así que, dependiendo del tema, se puede posicionar como nota del día lo que haya ocurrido en Palacio Nacional. Un gran número de medios de comunicación, tradicionales y de la era digital mantienen la cobertura diaria de las mañaneras hasta el día de hoy porque sin duda en una gran parte de los días de la semana sigue dictando agenda.

Para el Presidente ese contacto con la sociedad, a la que él le llama pueblo, es quien lo mantiene atento, es su termómetro, ese pueblo es quien le expresa su sentir, su contento, su descontento, su enojo, su preocupación, es el pulso de la urbe.

Esto ha llevado a un cambio en el tipo y características de actores involucrados en el diálogo con el gobierno. El modelo cambió.  Le quitó, por decirlo de alguna manera, la “exclusividad” a las organizaciones de la sociedad civil como principales  representantes de la sociedad, como interlocutores únicos.

Aclaro, hay organizaciones de la sociedad civil muy valiosas, valga mencionar a El Poder del Consumidor, a las organizaciones que defienden a los migrantes, las defensoras de los Derechos Humanos, las del ambiente; pero también han habido muchas organizaciones que en el pasado tenían un papel muy activo y, hay que decirlo, fueron muy beneficiadas por el propio gobierno y ahora,  han desaparecido o cambiado sus objetivos.

Desde que inició este gobierno, el Presidente AMLO dejó claro que no iba a financiar más a las organizaciones de la sociedad civil. Esto lo dijo el 05 de febrero de 2019. No las reconoce como un interlocutor con representación social y ha cuestionado en reiteradas ocasiones el papel que han jugado en el pasado como el hecho de hacerse de la vista gorda en muchos temas: en el reparto del agua, en la explotación minera, en el incremento del consumo de la comida chatarra, en el manejo de recursos para la ciencia que no quedan claros, en el fraude electoral de 2006, en el saqueo y la impunidad llevada a cabo en muchos gobiernos, en fin.

El que el Presidente López Obrador decidiera e hiciera público No destinar dinero durante  su gestión a las Organizaciones de la Sociedad Civil  generó encono y fuertes críticas y contrasta por mucho con otros gobiernos, por ejemplo, en el Gobierno de Peña Nieto durante cinco años se entregaron cerca de 38 mil millones de pesos en apoyos y estímulos económicos y no se supo con exactitud el destino de esos fondos (Revista Proceso 07 de febrero 2019)

Por esas fechas, hubo alguien que me comentó: si no hay financiamiento aquí, se puede buscar financiamiento en el extranjero. Y en  efecto, muchas organizaciones lo han hecho, no en este sexenio, desde tiempo atrás, esto las ha liberado de tener una relación con el gobierno, así, pueden hacer sus actividades con mayor libertad.

Que las organizaciones de la sociedad civil reciban dinero, no es ningún delito. En sus actas constitutivas se especifica: reciben recursos para realizar sus actividades sustantivas, sin fines de lucro. En el caso del financiamiento del extranjero, se postulan con un proyecto, el cual es evaluado y, si es aprobado, este proyecto es apoyado con un monto para realizarse.

Así ha sido por varios años la vida para las organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, hoy este mecanismo de financiamiento está en el ojo del huracán del debate público.

Luego de meses de no ser mencionadas, este viernes, en su conferencia mañanera desde Tamaulipas, el Presidente López Obrador dio a conocer una lista de organizaciones de la sociedad civil, que han recibido de forma regular, financiamiento de poderosas organizaciones extranjeras, principalmente provenientes de Estados Unidos para atacar al Tren Maya.

Se presentó una lista en la que coinciden estas organizaciones en recibir esos recursos y al mismo tiempo ser las principales organizaciones opositoras a grandes proyectos de este gobierno como El Tren Maya. Aquí no hay casualidades.

En esta lista apareció el medio Animal Político, Daniel Moreno ha dicho que las acusaciones son  infundadas y que el financiamiento de este medio nada tiene que ver con el Tren Maya. También México Evalúa se ha deslindado del tema. Seguramente habrá más reacciones sobre el anuncio que se hizo en la conferencia mañanera.

Es posible que las cosas se aclaren, pero, lo que debe ser un tema a discutir es el de las OSC y su relación con la sociedad. ¿A qué me refiero? A que la comunicación entre gobierno y sociedad dejó de ser bidireccional; ahora, con la llegada de las redes sociales, se dio una democratización de la opinión y también, de la representatividad.

Las OSC están conformadas legalmente; sin embargo, hay muchos grupos, simpatizantes y no simpatizantes del gobierno que están muy organizados, ¿cómo? con las redes sociales. Ellos se organizan, se comunican, se expresan. Las OSC tienen mucha experiencia, algunas tienen años dedicadas a la defensa del medio ambiente, de los derechos humanos, pero ya no son las únicas voces, hay más. Eso es real y las OSC también lo deben considerar, entender y respetar.

Pongo como ejemplo de lo anterior lo ocurrido con un grupo de personas, que se presentaron como el Comité Pro Defensa del Tren Maya en Campeche; este grupo que está a favor del Tren Maya, vino a la Ciudad de México para presentar una denuncia contra la jueza que concedió un amparo para detener las obras del Tren Maya en Campeche porque no se sentían representados por el Cripx.

Al día siguiente, el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil (Cripx), salió a decir, sin pruebas, que ese grupo estaba pagado por el gobierno. Hoy, se ha dado a conocer que esta organización, el Cripx, que está en contra del Tren Maya, recibe financiamiento del extranjero, que puede ser para labores sustantivas, no para oponerse al Tren Maya, es posible, ellos lo podrán explicar, lo debe explicar, pero hay mucha coincidencia entre el financiamiento que reciben y su activismo en contra del Tren.

A la sociedad le conviene tener OSC, la conviene tener comités, grupos, juntas, delegaciones entre otras. Actuales y futuras. Una sociedad organizada nos conviene a todos. Reitero, hay Organizaciones de la Sociedad Civil que han ayudado mucho en la construcción y democratización de México, pero hay otras que ha perdido el rumbo.

Estamos en un cambio en la relación entre el gobierno y la sociedad. Hay una democratización de la opinión. Es un nuevo modelo de comunicación, bidireccional o circular, con los ciudadanos empoderándose como actores,  no lo perdamos de vista.

Comparte este post:

Facebook
X
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp

¡Hazte escuchar! Publica tu anuncio aquí

Anúnciate aquí (365 x 270)
Noticias recientes