Hablemos de ciencia abierta
Por: Bertha Alicia Galindo
Hace unos días tuve la oportunidad de preguntarle a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en #lamañaneradelpueblo su opinión respecto a dos temas. El primero, el impulso a la ciencia abierta en México y la regulación sobre la Inteligencia Artificial, esto por dos eventos realizados en el Senado y en la Cámara de Diputados, respectivamente.
En esta ocasión, me voy a referir a la ciencia abierta. De la inteligencia artificial hay que hablar y mucho y lo haré en próximas entregas. El impulso y la promoción para que la ciencia sea abierta es un movimiento que lleva varios años de existencia y aunque una buena parte de la discusión se concentra en todo el proceso alrededor de la publicación de los papers, los artículos en revistas científicas, que es la manera en la que las y los científicos dan a conocer a sus pares (otros científicos) su trabajo, el debate es más amplio porque no se limita al ámbito científico. El objetivo es que cualquier persona tenga acceso a ese conocimiento.
No me voy a detener en todo el proceso que conlleva a que un artículo sea publicado, porque eso implica meses para la evaluación, corrección y recursos económicos, esto último, vale la pena subrayarlo, porque en muchos casos las revistas de prestigio tienen cuotas por publicar ¿Quién paga por esto? Las instituciones (estamos hablando de las instituciones de investigación públicas) Aclaro que es muy bueno que un científico o un grupo de científicos mexicanos publiquen sus investigaciones en revistas internacionales porque eso le da visibilidad al trabajo que se hace en universidades o centros que se financian casi en su totalidad con recursos públicos. Eso, nunca ha estado a discusión. El punto es que ese conocimiento en muchos casos no es de libre acceso.
Vamos a revisar un caso hipotético. Pensemos que un grupo de científicos mexicanos termina una investigación financiada con recursos públicos, la envía para su publicación. Su institución o instituciones pagan porque se publique en una revista prestigiosa. Se publica y un mexicano, navegando en la red lo encuentra y resulta que tiene que pagar por leerla.
Esta es una barrera para el acceso al conocimiento. Es decir, la sociedad, que es la que debería ser la beneficiaria de la ciencia se encuentra al menos en tres situaciones: primero, no sabe qué hacen los científicos; segundo, no sabe cómo acceder a ese conocimiento y tercero, sí sabe qué hacen y para conocer los detalles, tiene que pagar por ello.
Estas situaciones pueden parecer exageradas, pero son reales y en parte han contribuido a que no haya un entendimiento por parte de la sociedad del gran valor que tienen la ciencia y la tecnología para el crecimiento económico de México.
Sin embargo, de unos años para acá ha habido cambios. Hay revistas que ya no cobran cuota, o bien las han reducido. Pero hay que decirlo, los grandes grupos editoriales siguen dominando y controlando lo que se publica y quien queda de lado es la sociedad.
La ciencia abierta busca romper con estos ciclos porque el acceso al conocimiento puede detonar en un sinfín de ideas, de innovaciones.
Es curioso porque a raíz de que tuve oportunidad de preguntarle a la presidenta sobre la ciencia abierta recibí llamadas y correos de personas que les pareció interesante preguntarle sobre este tema a la presidenta, pero lo que más me llamó la atención fue la reacción de algunos científicos. Algunos me felicitaron por llevar el tema a “La Mañanera” y otros de plano me dijeron que estaba bien, pero que la gente no entiende la ciencia y hasta me sugirieron hablar de otras preocupaciones del sector, más apremiantes, como el del presupuesto de la recién estrenada secretaría de Ciencia.
Debo decir que he reflexionado sobre los comentarios que recibí y pues para mi la ciencia abierta sí es un tema prioritario. Hay que decir que desde el proyecto periodístico que dirijo, Alcanzando el Conocimiento, lo que siempre ha buscado es que la sociedad reciba los beneficios de la ciencia, que se ocupe a la ciencia y a la tecnología en la solución de los problemas que nos aquejan y que las decisiones se hagan con base en evidencias y no en ocurrencias, que de esto ya tenemos mucha historia a lo largo de los años y de los sexenios. Pero sobre todo, que una política científica se haga a largo plazo y no con miras a un sexenio. Hacer un ciclo virtuoso entre ciencia, gobierno, empresa, sociedad para detonar la innovación, para tener una mejor calidad de vida.
Debo decir que me caló hondo volver a escuchar que ”la gente no entiende de ciencia”. Digo volver a escuchar porque esa frase la oí muchas veces en algunos integrantes de la comunidad científica, eso sí, siempre en privado, particularmente antes de la pandemia. La vuelvo a escuchar ahora y parece que la humanidad no hubiera pasado por una situación difícil en donde la ciencia ayudó a la sociedad a recuperar la normalidad cotidiana que había antes de la aparición del COVID-19.
Y me pregunto ¿Quién piensa así? O mejor dicho ¿Quién sigue pensando así? ¿Quién dice categóricamente que la gente no entiende ciencia? Varía, hay científicas y científicos que han dedicado su vida a la ciencia a investigar, a publicar, a formar a otros investigadores y nada más. Con esto último preciso que cumplen con su cometido y qué bueno que es así, pero eso ha llevado a que muchas científicas y científicos no tengan mucho contacto con las distintas realidades y necesidades que tiene el país.
También hay gente ya muy consagrada que ya vieron pasar muchos gobiernos, desfilar muchos funcionarios y lo dicen abiertamente: que haya una presidenta científica está bien, pero el país tiene otras necesidades y la ciencia no es prioridad. Esto dicho por quienes han accedido a conversar conmigo, otros de plano, ya no están en sus laboratorios. En algunos casos su salud ya no les permite salir y están en sus casas. Atienden algunos asuntos, pero ya no están muy activos.
En contraparte, los más entusiastas son los jóvenes que recién inician sus carreras y sí tienen interés de hacer cosas, de compartir, de debatir, pero hay que decirlo, muchos de ellos no tienen un trabajo bien pagado y eso les lleva a buscar distintas maneras de tener ingresos. Esa es la realidad de muchas y muchos científicos que empiezan su carrera.
Este jueves se entregaron diplomas a graduadas y graduados del Cinvestav, una ceremonia presidida por Mario Delgado, titular de la SEP y por Rosaura Ruiz, titular de la Secretaría de Ciencia.
Interesante fue escuchar el llamado que hicieron Rosaura Ruiz y Mario Delgado a las y los científicos recién graduados para justamente aplicar el conocimiento que han adquirido para ayudar a reducir las desigualdades de nuestro país y a sumarse al plan de la primera mujer presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y que es además científica, para aplicar el conocimiento al avance del país.
La doctora Ruiz habló de que pronto se abrirá una convocatoria de plazas del programa Investigadores por México, con nuevo enfoque. Porque está bien formar investigadores, pero muchos culminan sus estudios y no encuentran trabajo, buscando que no solo haya oportunidades en las instituciones académicas, también en las empresas:
“Los necesitamos no solamente en las universidades, también en las empresas porque hay un gran trabajo por hacer en esa relación ciencia-academia con la empresa y el gobierno”, dijo la secretaria de Ciencia.
Rosaura Ruiz mencionó el proyecto Kutsari para el desarrollo de semiconductores y habló del interés que tiene este gobierno para que se use la ciencia en garantizar la soberanía en la producción de maíz, de frijol y más sectores:
“La tecnología y la ciencia tienen que ver con toda la vida humana, con toda. La repercusión es fundamental para mejorar la calidad de la vida humana, para disminuir las desigualdades que ha sido un enfoque fundamental del gobierno de la 4T. Una desigualdad tan grande como la que existe en México no es aceptable. Tenemos que lograr que haya un equilibrio y por eso nuestro lema de: por el bien de todos primero los pobres”.
La titular de la Secihti les dijo a las y los graduados que con su participación ya sea en empresas o en centros de investigación, el país seguirá avanzando y aseguró que, a diferencia de lo que está ocurriendo en otros países, particularmente Estados Unidos, en México hay libertad de cátedra, libertad de investigación y gratuidad.
El secretario de Educación Pública, Mario delgado dio unas cifras que nos muestran que aún falta mucho para tener el número de científicos para el tamaño de México:
“Nuestro país aún tiene rezagos históricos en materia educativa y social. Solo el 8 por ciento del total de estudiantes en la educación superior cursa un posgrado y apenas el uno por ciento tiene la oportunidad de estudiar un doctorado. Eso los hace a ustedes especiales, pero no en el sentido del elitismo o la exclusión, mucho menos de la arrogancia, sino en el de la empatía y la solidaridad. Más que un privilegio, lo que hoy logran representa una gran responsabilidad y empatía hacia quienes no han tenido las mismas oportunidades. Una gran responsabilidad para seguir contribuyendo al desarrollo incluyente de México. Para cerrar brechas y para promover el bienestar compartido a través de la ciencia y la investigación”.
Para finalizar su intervención, Mario Delgado citó a Jaime Torres Bodet, el poeta convertido en funcionario y quien fuera dos veces Secretario de Educación Pública:
“El inventor que no pone el fruto de su invención al servicio de la cultura se pierde tarde o temprano en su propio invento. Como el explorador que no abre a sus semejantes la zona que descubre. Muere vencido por su conquista y devorado por su descubrimiento”, frase por cierto, que tiene implícita a la Ciencia Abierta.
Estas palabras de Jaime Torres Bodet fueron pronunciadas en 1946, apenas había terminado la Segunda Guerra Mundial. Comenzaba la Guerra Fría. Tiempos complicados en donde la humanidad, con una enorme incertidumbre, trataba de recuperar la normalidad, esa normalidad que estuvo acompañada de un llamado a que la ciencia y la técnica (1) como fueron en ese tiempo la instalación de escuelas técnicas del Politécnico con base cientifica. Era el momento, cuando la ciencia y la técnica en el mundo habían servido para la Guerra y era hora de que ayudaran a atender los problemas de nuestro país, lamentablemente esto no ha sido del todo así.
“La desnutrición, la insalubridad, la ignorancia, la falta de maquinaria, esas miserias que la conflagración impuso a no pocos países adelantados, esos sufrimientos que claman ayuda y que imploran recuperación, son miserias y sufrimientos que, por pobreza y por deficiencia técnica, entre nosotros parecen crónicos. No; no es posible que aquello que nos conmueve, cuando lo leemos en un informe o en un periódico, deje de conmovernos cuando lo vemos en nuestro propio pueblo, cuando lo padecemos en nuestra propia carne, cuando lo sentimos en nuestra propia vida”.
Los rezagos en materia social, en el desarrollo del país, siguen existiendo luego de décadas de haber hecho numerosos llamados a aplicar la ciencia, la tecnología para solucionarlos y es entonces cuando aparece un llamado, también añejo, a compartir el conocimiento. No son fórmulas nuevas, ya han sido probadas. Desde la posguerra, las naciones que fueron devastadas por la guerra apostaron por la ciencia para salir adelante y hoy son referente mundial. Pero en México no fue así.
Por ahora, Claudia Sheinbaum Pardo es la única mujer científica que ocupa la presidencia de un país y esto puede ser una ventana de oportunidad para que el conocimiento sea aprovechado y por eso el impulso de la ciencia abierta, por eso el impulso de hacer por fin a la ciencia y a la tecnología como palanca de desarrollo.
Ayer, tanto Mario delgado como Rosaura Ruiz hicieron una invitación a la comunidad científica para sumarse a reducir las brechas de desigualdad que tiene México, compartiendo el conocimiento, aplicando la ciencia y la tecnología para resolver muchos de los problemas que tenemos enfrente.
Todo esto me lleva a concluir dos cosas: la primera: espero que no haya oídos sordos y que cambie esa idea de que la gente no entiende de ciencia.
En segundo lugar, confirma que hay que hablar de ciencia, de ciencia abierta, de política científica y más aún, llevar estos temas a la máxima tribuna del país. Esta es la misión de Alcanzando el Conocimiento desde hace 15 años y la seguiremos llevando a cabo.
1 http://stf.filos.unam.mx/2022/12/textos-tecnica-jaime-torres-bodet/