Hace unos 20 años, algunas uvas de la región de Burdeos de Francia fueron recolectadas, trituradas y fermentadas. Luego, en noviembre de 2019, esas uvas se lanzaron al espacio.
Se trata de 12 botellas de merlot Pétrus 2000, normalmente valuadas en unos 6.000 dólares cada una, que pasaron 438 días a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), donde un equipo de astronautas increíblemente disciplinados se abstuvo de beberlo. El vino dio vueltas a la Tierra muchas veces, sujeto a los efectos inciertos de la microgravedad y la radiación cósmica, antes de regresar finalmente a tierra a bordo de una cápsula SpaceX Dragon el 14 de enero de 2021.
Una de estas botellas de vino francés podría alcanzar un precio de hasta 1 millón de dólares en una subasta que está organizando la casa Christie’s.
Después de 14 meses de estar en el especio el vino Pétrus regresó sutilmente alterado, según los expertos en vino que lo cataron en Francia.
Tim Tiptree, director internacional del departamento de vinos y licores de Christie, dijo que el vino “maduró en un ambiente único” de gravedad casi cero a bordo de la estación espacial.
“Descubrí que había una diferencia tanto en el color como en los aromáticos y también en el sabor”, dijo a CNN.com la panelista y escritora de vinos Jane Anson. Añadió que el vino espacial sabía “un poco más evolucionado” que el vino que había permanecido en la Tierra, como si hubiera envejecido dos o tres años más mientras estaba en el espacio.
La botella viene empaquetada en un baúl personalizado que incluye una botella de Pétrus 2000 terrestre para que el comprador pueda comparar los vinos y un sacacorchos hecho a mano.
Es así que el viaje convirtió un vino de 10.000 dólares conocido por su complejidad, taninos sedosos y maduros y sabores de cereza negra, caja de puros y cuero en una novedad científica, y sigue siendo una buena botella de vino, dijo Tiptree.
“Es un vino muy armonioso que tiene la capacidad de envejecer magníficamente, por eso fue elegido para este experimento”, dijo. “Es muy alentador que estuviera delicioso al regresar a la Tierra”.
La empresa espacial privada Space Cargo Unlimited puso el vino en órbita en noviembre de 2019 como parte de un esfuerzo para hacer que las plantas de la Tierra sean más resistentes al cambio climático y las enfermedades al exponerlas a nuevos factores de tensión. Los investigadores también quieren comprender mejor el proceso de envejecimiento, la fermentación y las burbujas en el vino.
Las ganancias de esta venta ayudarán a financiar futuras investigaciones sobre el vino espacial de Space Cargo Unlimited, la empresa privada que envió las botellas a la ISS en 2019. La empresa tiene cinco experimentos más relacionados con el vino en proceso, incluido un estudio de los efectos de microgravedad en brotes de vid y un plan para estudiar el proceso de fermentación en el espacio.
Si bien los científicos aún no comprenden completamente los efectos de la microgravedad y la radiación cósmica en los seres vivos, estudios anteriores han demostrado que la exposición prolongada a ambos puede acelerar los cambios genéticos. Un ejemplo destacado: después de pasar un año a bordo de la ISS, el astronauta Scott Kelly mostró cambios en la expresión genética relacionados con sus sistemas inmunológico y de reparación del ADN, que duraron hasta un año después de su regreso a la Tierra
Otras botellas de la docena que fueron al espacio permanecen sin abrir, pero Christie’s dijo que no hay planes de venderlas.
Con información de: LiveScience y AP