En las próximas semanas se podrían presentar dos escenarios posibles en el desarrollo de la epidemia del coronavirus Covid-19 cuyo brote comenzó en Wuhan, China a finales del año pasado, de acuerdo con Samuel Ponce de León, investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM.
El primero es un escenario de contención en el que se pueden presentar entre 40 a 50 mil casos de infectados hasta en 30 países y en cuatro o cinco semanas se puede esperar el fin de la epidemia, algo similar a lo que ocurrió con el brote de síndrome respiratorio agudo grave, SARS por sus siglas en inglés.
En el segundo escenario, la enfermedad podría extenderse a más de 50 países con brotes epidémicos múltiples, pudiendo contagiar a más de 100 mil personas en dos meses, “mi pronóstico es que el virus establecerá una circulación continua en el planeta con temporadas altas, similar a la influenza” indicó el también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
El impacto de este último escenario, denominado de extensión, dependerá de muchos factores como la velocidad de transmisión del virus, el valor R0 -una cifra que permite estimar qué tan contagioso es un virus, con base en el número de personas promedio que puede contagiar alguien que ya está contagiado- así como la infraestructura hospitalaria y de cuidados intensivos de los países.
“México debe de revisitar lo aprendido en 2009 durante la epidemia del virus de la influenza AH1N1. Sin embargo, en este caso no tenemos por ahora tratamiento ni vacuna, por lo que se deberá de seguir las recomendaciones de higiene personal para disminuir los contagios, nos debemos preparar para el peor de los escenarios”.
De zoonosis a epidemias
En su intervención, la doctora Susana López Charretón, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM y miembro de la AMC, señaló que el coronavirus Covid-19 así como el SARS, el ébola o el zika, son virus emergentes es decir agentes causales de enfermedades nuevas o no conocidas previamente.
“En realidad no son virus nuevos, pero no se les había asociado con una enfermedad con anterioridad. Las enfermedades emergentes se conocen desde hace 11 mil años, cuando se incrementó la concentración de personas en un sólo lugar por el florecimiento de la agricultura”.
El paso de los virus de animales salvajes o domésticos a humanos es conocido como zoonosis y se dice que se establecen en la población humana cuando se transmiten de persona a persona. En el caso de los coronavirus, la mayoría de los que conocemos actualmente y que infectan a humanos, provienen de huéspedes animales.
En esta epidemia se han puesto en práctica las lecciones aprendidas en otros brotes epidémicos. Por ejemplo, en 2002 durante la epidemia del SARS, la información sobre los contagios no fluyó de manera correcta hasta que la epidemia era incontrolable.
“En esta ocasión, China comenzó a informar muy pronto a la Organización Mundial de la Salud sobre el brote de Covid-19 y en pocos días se sabía que se trataba de un coronavirus y se contaba con la secuencia genética. Esto permitió hacer diagnósticos más efectivos y acelerar la investigación para hacer frente a la epidemia.”
La otra lección que es muy meritoria, es que el gobierno de China impidió que hubiera celebraciones muy grandes ligadas al Año Nuevo Chino, la migración humana anual más grande que existe con el fin de evitar los contagios.
Este nuevo coronavirus no parece ser tan grave como los otros a los que nos hemos enfrentado, pues su tasa de mortalidad es de 2%, menor comparada con el SARS, 9.6%, o el síndrome respiratorio de oriente medio (MERS, por sus siglas en inglés), 34.4%.
Durante la primera sesión del ciclo de mesas redondas “El coronavirus de Wuhan: origen y evolución de una epidemia” organizadas por El Colegio Nacional, José Campillo, investigador del departamento de biología educativa de la Facultad de Ciencias de la UNAM, hizo un recuento de la historia evolutiva de los virus y señaló que el Covid-19 se originó a partir de un coronavirus preexistente que infecta probablemente a murciélagos o pangolines.
Campillo hizo un llamado para evitar estigmatizar a estos organismos y “luchar contra la pandemia, no contra China, los murciélagos o los pangolines”.
Los investigadores resaltaron la rapidez del trabajo científico que se ha realizado a nivel mundial para combatir la epidemia y señalaron que aunque se continúa investigando no habrá una vacuna contra esta nueva cepa de coronavirus en menos de un año, debido a los protocolos que se deben realizar antes de llegar a la población.
Además, recomendaron evitar caer en noticias falsas que sólo generan pánico y miedo e informarse siempre a través de fuentes fidedignas.
Con información de: Academia Mexicana de Ciencias