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Ni bañarse en Polanco ni en Iztapalapa…

Era mediados de 2016, yo me encontraba cursando una clase sobre el impacto de las encuestas en las campañas y marketing político, el profesor Adrián Villegas, un experto encuestador de una reconocida casa, exponía diferentes preocupaciones de la gente de la CDMX y mencionó una crucial: el agua. “A la CDMX le quedan pocos años de prosperidad y crecimiento, se estima que, de no resolverse el problema del agua, la ciudad colapsará en 2030…” sus palabras taladraron los oídos de muchos de los que asistimos a clase esa tarde…

Estamos en los inicios de 2024 y en un programa de opinión de televisora nacional, Armando Rosales de la Asociación Mexicana de Urbanistas señaló: la hora cero para la Ciudad de México es 2028. Esto en alusión a la fecha en la que Ciudad del Cabo iba a quedarse sin una gota de agua en el año 2018. Cosa que afortunadamente no pasó, gracias a una serie de medidas extremas.

Foto: Stanford News

La Ciudad de los Palacios está en un problema que es serio, como película apocalíptica el destino nos está alcanzando o se está adelantando porque aún no comienza la época de estiaje y los habitantes de colonias tan lejanas como contrastantes, Iztapalapa y Polanco ya comparten una misma situación: la falta de agua.

Es nota de primera plana que no haya agua en Polanco, pero hay 72 colonias de las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac que no tienen agua ¡desde hace años! Tanto así que el Gobierno de la Ciudad de México les va a condonar el pago del servicio o mejor dicho, del mal servicio de agua correspondiente a los ejercicios 2019 a 2024.

Y la pregunta que surge es ¿Por qué después de tantos años no se ha podido resolver la falta de suministro de agua en estas 72 colonias? No hay una respuesta única.

En realidad, lo que hace falta es mucho por hacer para gestionar el agua de manera adecuada, no solo en la capital, en todo el país. Hace ya más de dos décadas que la desertificación en el país no se detiene, pero hoy hablemos en específico de la Ciudad de México.

El crecimiento urbano de la capital ha tenido diferentes momentos y ha pasado por diversos proyectos de planeación urbana. Sin embargo, en lo que se refiere a la red de distribución de agua, en muchas zonas la infraestructura ya cumplió su vida útil y al no haber sido reemplazada, provoca fugas. Se estima que 40 por ciento del agua que recibe la capital se pierde en fugas. Miles de litros se desperdician cada año.

¿Qué se ha hecho para solucionar el problema? Muy poco al parecer porque ese porcentaje no ha cambiado en los últimos años. Las fugas son muy frecuentes y en ocasiones tardan mucho tiempo en atenderse.

¿Qué solución se le ha dado al problema de falta de agua en los hogares? En primer lugar, distribuir el líquido con pipas. Las alcaldías tratan de paliar la escasez, pero no son suficientes los vehículos que tienen. Y ahí empieza otra vertiente de la historia: el agua como negocio.

Ante la necesidad, han surgido empresas que venden agua en pipas, mismas que son contratadas sin saber que esa agua viene del “huachicoleo”. Sí, hay pipas que se llenan con agua de tomas clandestinas y pues, negocio redondo, los piperos no pagan el agua y el costo por trasladar el líquido depende de la colonia a la que se le solicita. Lo cierto es que cada vez es más frecuente ver pipas en zonas, como las alcaldías del centro de la ciudad, Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo surtiendo las cisternas de edificios.

La otra solución, que no es nueva, es si no llega agua, se perforan pozos. Tres cuartas partes del agua que se suministra a la ciudad viene de pozos. Lo que a largo plazo provoca hundimientos, como los constantes movimientos que hay en la Magdalena Contreras.

La ciudad necesita de este líquido para mantener su ritmo de crecimiento y gracias al agua que se trae desde Michoacán y Estado de México la ciudad se ha mantenido. Agua que cuesta mucho en energía y costo. La energía que necesita el sistema Cutzamala para bombear el agua a la Ciudad de México es la misma energía que consume la ciudad de Puebla. Esta solución obedeció a las épocas del gasto abundante.

Es una realidad, no se ha hecho un gran proyecto para que obligadamente los grandes edificios y las unidades habitacionales separen las aguas negras de las aguas grises. No se incentiva y obliga la construcción de plantas de tratamiento de tercera o cuarta generación. No hemos visto que en los reglamentos de construcción haya normativas para que eso permita reutilizar el agua. Las zonas de reserva siguen sufriendo tala ilegal y deforestación. Los árboles son necesarios para la recarga de los acuíferos. La ciudad no cuenta con suficientes plantas potabilizadoras, la mayoría del agua de lluvia se va al drenaje. Muchas casas podrían tener sistemas para captación de lluvia. La gran cantidad de asfalto no permite la recarga de los pozos. Tampoco ha habido una promoción fuerte y constante para crear una cultura del cuidado del agua.

A esta ya compleja situación, se agrega que desde hace varios años no ha llovido lo suficiente y hoy una tercera parte del país padece sequía extrema. Por eso el nivel del sistema Lerma-Cutzamala se encuentra a un nivel crítico y en los próximos meses el agua va a escasear, es un hecho.

¿Qué sigue? En días pasados se llevó a cabo un foro sobre el derecho al agua. Fue muy interesante escuchar las problemáticas, cuestionamientos, quejas y reclamos de ciudadanos de varias partes de la ciudad, pero también las propuestas, que generosamente está compartiendo la comunidad de expertos para que sean tomadas en cuenta en el próximo gobierno. Una de ellas es que haya una representación ciudadana en la gestión del agua. No se propone una presencia honoraria, es una participación activa. Seremos los ciudadanos los que tenemos que exigir que se cuide, se trate, se rehúse, se eficientice el uso de agua. Habrá que ver si esto tiene eco.

Lo cierto es que el tema del agua será uno de los principales puntos de debate en las próximas campañas electorales. Un asunto que interesa tanto a quienes viven en el oriente de la ciudad como los que habitan en Polanco o en  las Lomas, porque no tener agua para bañarte nos afecta a todas y todos.

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By Bertha Alicia Galindo

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