Por: Bertha Alicia Galindo
De acuerdo con las encuestas publicadas en los últimos días, la intención de voto para la precandidata del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Claudia Sheinbaum es muy alta y de no haber un evento extraordinario, ella será la próxima presidenta de México.
Ya han pasado cinco años del sexenio de López Obrador y en el sector de la ciencia se abrigan por una parte esperanzas y por otra, nerviosismo ante el proceso electoral que se avecina.
Claudia Sheinbaum abrió los “Diálogos por la Transformación” con representantes que serán encargados de recibir propuestas de los distintos sectores con el fin de integrarlos a su plan de gobierno. A la par, el año pasado Morena convocó a la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, que tiene también un capítulo dedicado a la ciencia.
¿Qué viene para la ciencia mexicana en el próximo sexenio si una científica llega a la presidencia?
Naturalmente que viene a la mente más apoyo a la ciencia, pero en donde surgen muchos cuestionamientos es en el cómo.
¿Será lo mismo que ahora? ¿Le dará más apoyo a la ciencia y la tecnología? ¿A la ciencia y a la educación? ¿A la investigación en temas de salud? ¿Se le va a signar el 1 por ciento del Producto Interno Bruto?¿Van a dar apoyo a las instituciones educativas y de ciencia en los estados? Estas y otras muchas cosas cuestionan algunos científicos.
Otros son más aventurados preguntan si se creará la Secretaría de Ciencia, un anhelo que desde hace varios años se ha expresado por parte del sector.
Como estamos en tiempos de precampañas Claudia Sheinbaum no ha podido hablar de propuestas, pero hay que recordar que cuando fue Jefa de Gobierno, fusionó la Secretaría de Educación y la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación en la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), para contribuir a la resolución de los problemas y desafíos de la ciudad, a partir de la aplicación del conocimiento científico, humanístico y tecnológico.
A pocos meses de que ya va a cerrar el sexenio ¿Qué legado deja el gobierno de AMLO en el sector de la ciencia?
En primer lugar, la transformación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), que no sólo fue agregar la H de las humanidades, fue reorientar los esfuerzos de esta dependencia para la solución de los problemas nacionales. Junto con la transformación del Conahcyt, está la propuesta que aprobó el congreso de la nueva Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (HCTI).
Además, durante la pandemia se impulsó el desarrollo y construcción de ventiladores y la vacuna Patria contra COVID-19 sigue en desarrollo, hay más avances, pero a grandes rasgos eso ha sido lo más destacado.
Lo cierto es que hay varios temas que siguen pendientes de atención en el sector de ciencia. Uno de ellos es el de la jubilación digna. La planta académica de muchos Centros de Investigación y Universidades ha envejecido, los investigadores no se retiran y tampoco se crean plazas nuevas para que los investigadores jóvenes sean contratados. Es un círculo vicioso. Eso es un tema que sin duda se deberá atender en el próximo sexenio. En algunos Centros de Investigación sienten que hay castigo divino porque los presupuestos son insuficientes ante tantas necesidades y la cobija hay que estirarla y decidir si va a Centros de Investigación o comprar computadoras que, por la austeridad, no están aprobadas en el presupuesto. Aunque en otras dependencias, las rentan y el gasto es mayor.
Otro es fortalecer la presencia de las mujeres científicas en el sector y ampliar el número de investigadores en el país. Para el tamaño de la población, deberíamos tener más científicas y científicos.
Y volviendo a lo que sería un legado de AMLO es un aprendizaje claro: la ciencia también es política. Y aquí habrá que revisar dos temas: El primero: Al inicio de este sexenio hubo una fuerte confrontación en el sector de la ciencia, se confrontó a políticos de izquierda y de derecha por un propósito: dejar claro que las comunidades científicas no deben de ser una élite del conocimiento, sino que el conocimiento debe servir para resolver problemas nacionales. Y el segundo: De llegar Claudia Sheinbaum, lo sucedería una mujer que además de científica es política.
