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Ciencia…entre vientos de Cambio

Los cambios que está llevando a cabo el gobierno de México, en todos los ámbitos de la administración pública han causado mucho revuelo y en el caso del sector científico, no ha sido la excepción.

Baste recordar que, en el Conacyt, a diferencia de otras dependencias, la transición no fue tersa y la comunidad científica ha mostrado un desacuerdo constante a las decisiones que ha tomado el Conacyt de la 4T.

Sin embargo, desde que se dio a conocer la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, por parte de la Senadora Ana Lilia Rivera, de Morena, se ha dado un fenómeno que no habíamos visto en años: se escuchó la voz (casi al unísono y con las mismas palabras) de los representantes de la comunidad científica que categóricos salieron a decir que la propuesta de ley era un retroceso y que eliminar a los organismos creados para servir de contrapeso al Conacyt era un error.

Que se haya escuchado la voz de los científicos fue un signo positivo, luego de que, en sexenios anteriores, muchos de ellos hicieron mutis ante los recortes al presupuesto de ciencia y ante cualquier otro cambio. Nunca protestaban, parecían como si alguien les hubiera dicho “calladitos se ven más bonitos”.

Sin embargo, las aguas se agitaron mucho cuando el Presidente en la Conferencia Mañanera, declaró en su conferencia que había mucha gente del Conacyt enojada y que existía una mafia de la ciencia.  La comunidad científica mostró de inmediato su profunda indignación por estas declaraciones, asegurando que no existe tal mafia.

Ante el turbulento mar de declaraciones, dimes, diretes y reclamaciones de la comunidad científica en redes sociales y en los medios de comunicación por lo que podría ser un albazo legislativo los legisladores de ambas cámaras buscaron un medio para encausar todo este mar de ideas y de reclamos y anunciaron la realizaron de unos foros en donde invitaron a toda la comunidad científica a asistir para expresarse. Las aguas se calmaron y muchos ya se preparan para lo que ocurrirá en diputados la próxima semana. Bueno, se preparan los que se pudieron registrar, porque como si fuera la preventa de un concierto de The Rolling Stones, ¿apenas lanzaron la página y que creen?  las entradas se agotaron. Ya hay cupo lleno.

¿Qué tipo de debate veremos en los próximos días? Espero que uno muy diferente a los que se daban en años anteriores en los foros de tipo aspiracional. Me explico, sí se mencionaban las carencias, había crítica, un poco de debate, se listaban los pendientes y las cosas por hacer, pero casi siempre la conclusión era: al gobierno no le interesa la ciencia; no se va a lograr nada y argumentos similares. Buenas intenciones, ideas buenas, grandes miras; pero mucho de lo que se planteaba terminaba en anhelo. Aunque hay que decir que, aunque el panorama podría tornarse triste, todo esto siempre quedaba entre amigos, porque quienes acuden en representación de la comunidad científica se conocen entre sí.

En México la comunidad científica está integrada por funcionarios con formación científica, funcionarios de carrera y expertos organizados en torno de las academias y otras entidades (públicas y privadas). Muchos de ellos han continuado como representantes de esa comunidad científica bajo el argumento de tener una gran experiencia y han pasado de ser funcionarios a representantes de alguna Universidad o Asociación. Este esquema de representatividad se ha mantenido intacto por varios años y en muy pocas ocasiones han criticado las decisiones de gobierno en torno a la ciencia y la tecnología. Bueno, eso era hasta que empezó este sexenio.

¿Ocurrirá lo mismo en esta ocasión? ¿Los representantes de la comunidad científica que asistan a los foros serán los que se han manifestado en contra de la Ley? No lo sabemos, pero se espera es que sea un debate de gran altura, como debería serlo entre las personas que tienen el nivel educativo más alto del país, porque la verdad, han dejado mucho qué desear en lo que han escrito y declarado muchos de ellos, descalificaciones y argumentos viscerales y que muestran que sólo están molestos porque les han tocado sus intereses y no porque quieran un sistema de ciencia, tecnología e innovación que realmente le funcione al país.

Concediendo el beneficio de la duda, la expectativa que hay con quienes están en contra de la ley es: ¿Qué cambios proponen? ¿Será algo novedoso? o ¿pedirán que las cosas sigan igual que antes de la 4T?

La mayor incógnita es ¿Quién será la voz de la ciudadanía que, a final de cuentas, es la que paga las investigaciones, suscripciones a revistas, congresos, becas y servicios de todas las Universidades, Institutos y Centros de Investigación del país?

Es interesante este elemento porque en esta ocasión sí en las decisiones políticas sí hay apertura para la sociedad en general. La cual, muchas veces ha sido hecha a un lado en los debates de los científicos porque “no saben” qué es la ciencia.

La ley plantea un golpe de timón para la política de ciencia en México. Habrá que ver si toda la comunidad científica se une en una sola tripulación que esté de acuerdo con el Timonel.

Hay vientos de cambio en el país, esperemos que en la discusión que inicia la próxima semana se aprovechen para dar una virada por avante, en el sentido en el que sopla el viento y no sea (por los intereses) navegar en contra.

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