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Entropía

Por: Bertha Alicia Galindo

Carbón o Diamante

Hace unos días, se llevó a cabo un evento en el Instituto de Biotecnología, llamado “Foro sobre los nuevos lineamientos de transferencia tecnológica en la UNAM y su impacto en el emprendimiento de base científica en la Universidad”, organizado por el Dr. Enrique Galindo, científico galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y fundador, junto con otros colegas, de una exitosa empresa de base tecnológica, Agro & Biotecnia.

Hace varios años conocí al Doctor Galindo, cuando aceptó nuestra invitación al programa de radio Alcanzando el Conocimiento y en esa ocasión comentó que junto con su grupo había desarrollado un biofungicida, Fungifree AB, que tenía el potencial de ser útil para los productores de mango, pero que no encontraba quién se interesara en comercializarlo y por esta razón, emprendieron el largo camino de fundar una empresa y ser, además de científico, empresario. Un camino que muy pocos científicos se han atrevido a recorrer.

Laboratorio en el Instituto de Biotecnología, UNAM

Para Galindo, el emprendimiento generado en los Centros de investigación puede ser la clave para la solución de un gran problema: la falta de empleo para los egresados de un posgrado, el cual alcanza cerca de 40% para quienes tienen mayores estudios.

Esto es porque la mayoría de los empleos que se generan en los sectores de servicios y manufactura no requieren de una alta especialización. Es decir, quien más estudia tiene más posibilidades de no tener un empleo. Una situación que viven cientos de egresados desde hace varios años y que no ha sido atendida. Para muchos la solución es NO regresar a México y para quienes estudiaron de aquí, la opción es irse del país y es por eso que tenemos a cientos de mexicanos, con altos niveles de educación, pagados con los impuestos de todos, trabajando en el extranjero.

Cabe aclarar que los empleos a los que se refiere el Doctor Galindo son los que generan las Empresas de Base Tecnológica, que se definen como organizaciones que basan su actividad empresarial en la innovación tecnológica orientada al mercado y que se dedican a la comercialización y desarrollo de productos y servicios innovadores que son generados a partir de un uso intensivo del conocimiento científico y tecnológico, y que cuentan con personal altamente calificado.

La sola definición hace que este tipo de empresas tengan una buena pinta, sin embargo, hasta antes de diciembre de 2015, los investigadores estaban impedidos, por ley, de participar en este tipo de empresas ¿la razón? Un conflicto de interés porque los desarrollos iniciales que nutren a estas empresas nacen en los Centros Públicos de Investigación y Universidades públicas y llevarlos a la iniciativa privada y obtener una ganancia generaba un conflicto de interés.

El 8 de diciembre del 2015 se modificó la Ley de Ciencia y Tecnología y se quitaron estas trabas. Una modificación que parecía abrir la puerta a que surgiera un buen número de empresas de base tecnológica; sin embargo, aún faltaba un paso: cada institución tenía que adecuar su marco legal para que la transferencia de tecnología se diera sin restricciones para lo cual se estableció un plazo para que las instituciones mexicanas adecuaran sus lineamientos internos. La UNAM se aplicó y el 6 de junio de 2016 publicó sus lineamientos, años después, luego de hacer una consulta, los actualizaron para ponerlos a tono con las necesidades del país. Estos nuevos lineamientos se publicaron en la Gaceta UNAM el 28 de marzo de 2019.

Las demás instituciones no avanzaron, se dio un plazo de seis meses para que las instituciones emitieran lineamientos específicos. Luego de un año de que venció el plazo legal, la mayor parte de las instituciones públicas no habían emitido sus lineamientos y de manera increíble, las pocas que lo hicieron publicaron lineamientos que iban en contra de la reforma; es decir pusieron más trabas de las que había en un principio.

Sobre estos nuevos lineamientos se hizo el foro. Cabe mencionar que, dentro de los institutos y Centros Públicos de Investigación y Universidades Privadas, el Instituto de Biotecnología es una de las estrellas del patentamiento y de la vinculación de la UNAM. Que este Instituto tenga este desempeño se debe a que así estuvo diseñado de origen, para vincularse con la iniciativa privada y con la empresa.

En este Foro se habló de los lineamientos, de las oportunidades que hay para el emprendimiento de base tecnológica y también de las vicisitudes que conlleva crear una empresa y además, el largo y sinuoso camino para logar la transferencia de una patente para su comercialización. Sí, que exista un producto innovador, que haya lineamientos, que todo esto ocurra al seno de la UNAM, no garantiza que la transferencia ocurra rápido. Si esto ocurre en la UNAM, ¿qué estará pasando en las instituciones o Centros que apenas cuentan con un centro de transferencia de tecnología? Ni qué decir en las universidades que no tienen actualizados sus lineamientos.

Hace años que se dice que la ciencia, la tecnología y la innovación son la clave para el desarrollo económico del país. Hace años, que la ley vigente tiene como mandato que se destine el 1% del PIB al sector, sin que esto se haya cumplido. Nunca.

Desde que inició el sexenio se ha dado una confrontación continua entre algunos científicos y la nueva dirección del Conacyt. Un golpeteo político, en donde la ciencia ha servido de ariete para criticar las decisiones de los encargados de la ciencia y del propio presidente. Digo ariete porque, si hubiera una verdadera preocupación por la ciencia, ya se hubiera interpuesto un recurso legal para que se cumpliera la ley. No, no es el caso.

De lo que hemos sido presentes es de las afirmaciones de que este gobierno desprecia la ciencia y que no figura por ningún lado en el Plan Nacional de Desarrollo. La directora del Conacyt asegura que la ciencia es transversal a todo el plan y que, si no le interesara la ciencia al ejecutivo, no hubiera puesto a una científica al frente del Conacyt.

Hay voces que exigen más dinero a la ciencia y que el presidente cumpla con lo prometido en el Palacio de Minería; sin embargo, pareciera que en algunos casos estas demandas encierran un trasfondo político de grupos de interés, lo que el Presidente llamó la “mafia de la ciencia”, los grupos que ya se frotaban las manos con el control del Conacyt y que se quedaron con un palmo de narices con el nombramiento de la actual directora que, al parecer, no ha cedido a las presiones.

Por si faltaran más flancos de enfrentamiento, hace poco el Doctor Víctor Toledo recién nombrado secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, hizo una declaración que de nuevo hizo sacar chispas en la comunidad científica, dijo, en el evento de presentación de los ejes de la SEMARNAT que aquellos que piden dinero para la ciencia debían preguntarse para qué ciencia ¿para un telescopio?

Hubo duras críticas a que los dichos de Toledo en las cuales se aseguraba una ignorancia sobre la Ciencia ¿Es así? No parece, porque luego del anuncio de la primera imagen de un agujero negro, en la cual participó el Gran Telescopio Milimétrico (GTM), se “olvidó” que poco faltó que ese megaproyecto científico se convirtiera en un elefante blanco ¿por qué? Porque el presupuesto para el GTM se fue directo al INAOE, los propios científicos tomaron las riendas del proyecto sin ser especialistas en gestión de proyectos. No es lo mismo un proyecto de 2 millones de pesos que un proyecto de 200 millones de dólares. En este aprendizaje y el enfrentar los retos técnicos para la construcción del GTM se perdió tiempo y dinero, los costos se multiplicaron. Lejos quedó el cálculo inicial de 50 millones de dólares para esta obra. Es cierto que Estados Unidos aportó una cantidad, pero México finalmente puso el 70% del proyecto.

A la ciencia siempre la hace falta presupuesto, pero en este gobierno se ha cerrado la llave a los recursos. Los efectos que tengan las políticas de austeridad se verán en unos meses, lo que sí es cierto es que pedir recursos por pedir, no va a tener ningún efecto.

Hace poco lo vimos con el asunto del Programa de Estímulos a la Innovación, en donde hubo dinero para PYMES, pero una buena parte de esos recursos se fueron directo a empresas transnacionales. Si se pidieran recursos para crear empresas de base tecnológica otra cosa fuera, pero no, es para hacer lo mismo, cambiar no se ve en el horizonte de la mayoría de los científicos.

Y es que pareciera que no hay autocrítica en la comunidad científica acerca del pasado y no es por echarle leña al fuego es porque hubo tiempos de vacas gordas y no hubo tanta crítica como ahora, pero la sociedad no percibió un golpe de timón que pusiera a la ciencia a la vanguardia, que se hubiera dado un desarrollo tecnológico importante o que se hubiera dado un boom para la innovación.

Hablando de ese ente que es la comunidad científica, se ve poca empatía con la sociedad. Es una comunidad que, hay que decirlo tiene un comportamiento extraño, como el litio, un metal, que pensaba tenía una estructura sólida cristalina, pero que con la presión de vuelve líquido. La analogía va en el sentido de que cuando se critica hay comunidad, pero cuando hay presión, pierde forma, como que se escurre. No se ha logrado consolidar como sí ocurre con otros sectores, como los médicos o los maestros.

México tiene muchos retos por afrontar, retos a los que por años no se les quiso ver o de plano, se les dio la espalda como la obesidad, el cáncer, la crisis del agua, la contaminación ambiental y muchos más, como el cambio climático, la autosuficiencia alimentaria, y a lista sigue.

En estos tiempos de cambio se abren oportunidades para la participación de los científicos, pero no como individuos, sino como una comunidad porque la solución de los problemas ya no depende de una sola disciplina.

Ya veremos si la comunidad se adapta y se transforma para que en lugar de ser litio, sea carbón, por aquella frase de que “con presión, el carbón se convierte en diamante”.

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By  Alcanzando el Conocimiento

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