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El Gobierno de Alemania se divide entre imponer o no otro aislamiento generalizado

Han pasado solo cuatro días desde que la canciller Angela Merkel suspendió las restricciones que su Gobierno impuso para Semana Santa y pidió perdón por crear confusión con la medida. Así, la Administración alemana eliminó el cierre de comercios, supermercados y farmacias para esas fechas; y los 16 estados alemanes respaldaron la medida.

Pero parece que sigue dudando sobre el camino a escoger. En una aparición televisada este domingo, la canciller presionó a los estados alemanes para que redoblen sus esfuerzos para frenar el rápido aumento de las infecciones por coronavirus, y planteó la posibilidad de introducir toques de queda para intentar controlar una tercera oleada.

Agregó que si los estados no empezaban a aplicar medidas con la seriedad adecuada en un “futuro muy previsible”, tendría que considerar qué medidas podrían tomarse a nivel nacional.

“¿Qué medidas adicionales necesitamos? Necesitamos hacer más. Tenemos la posibilidad de restringir las salidas a la calle, de restringir más los contactos, de usar mascarillas, además de estrategias de pruebas en todos los lugares, como en las escuelas dos veces por semana”.

Al interior del Gobierno federal, podrían estar satisfechos con esos anuncios, ya que no todos estaban de acuerdo con la suspensión de las restricciones. El ministro de Salud de Alemania, Jens Spahn, sostuvo el sábado que el país necesitaba un bloqueo estricto de por lo menos dos semanas para reducir el rápido aumento de las infecciones. “Necesitamos otros 10 a 14 días, al menos, para reducir adecuadamente los contactos y movimientos”, señaló Spahn durante una conferencia en Berlín.

Esta postura está respaldada con las cifras del Instituto Robert Koch (RKI, por sus siglas en alemán). El organismo registró más de 17.000 nuevos contagios este domingo y otros 20.000 el sábado. Pero, según el director de la institución, Alemania podría reportar hasta 100.000 casos diarios si las infecciones siguen aumentando exponencialmente como ha ocurrido hasta ahora.

Por eso, Lothar Wieler, presidente del RKI, le pidió a los habitantes del país quedarse en casa durante la Pascua. “Hay señales claras de que esta ola será peor que las dos primeras” dijo, y advirtió que Alemania tendrá “algunas semanas muy difíciles por delante”.

Una contradicción más clara se evidenció con las declaraciones que el viceministro de Economía y comisionado federal de turismo, Thomas Bareiss, le dio al diario alemán ‘Bild’. Bareiss aseguró que las vacaciones de verano y las visitas a los restaurantes podrían ser posibles desde finales de junio, gracias a los cálculos de que el país tendría para entonces un total de 77 millones de vacunas.

Pero la postura del viceministro va en contra de lo que señaló el jefe de gabinete de Merkel, Helge Braun, quien le dijo al mismo medio que pensaba que sería posible viajar desde agosto. Actualmente, los alemanes pueden viajar libremente, aunque el Gobierno federal y los líderes estatales decidieron mantener cerrados los hoteles y centros vacacionales para intentar contener la tercera ola de la pandemia.

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By  Alcanzando el Conocimiento

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