Puede que no sea “Pie Grande” o un monstruo del Lago Ness, pero en fecha recientemente se descubrió una nueva especie de sanguijuela llamada Macrobdella mimicus y es la primera sanguijuela medicinal (chupadora de sangre humana) que se describe en América del Norte en más de 40 años.
La historia de Macrobdella mimicus empezó en 2015, Anna Phillips, quien es la curadora de gusanos parásitos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano, regresó de una expedición de campo con varias sanguijuelas de color verde oliva con manchas anaranjadas que había recogido de un pantano de Maryland.
Inicialmente, pensó que todos eran miembros de la especie Macrobdella decora, que se encuentra comúnmente en todo el norte de los EEUU. Sin embargo, cuando su ADN fue analizado por el estudiante graduado Ricardo Salas-Montiel de la Universidad Nacional Autónoma de México, resultó que algunos de ellos eran diferentes. Tras un examen más detallado de esos individuos, se observó que sus múltiples poros reproductivos, conocidos como gonoporos y poros accesorios, se ubicaban de manera diferente entre sí.
En un viaje de campo posterior a Carolina del Sur, Phillips (en la foto de arriba) y su equipo encontraron más sanguijuelas con la misma colocación de poros, que tenían el mismo ADN que las que habían encontrado en Maryland. Cuando revisó las colecciones del Smithsonian, encontró otros ejemplos de la especie, que habían sido identificados como M. decora cuando se archivaron. Se habían recolectado en lugares que iban desde Long Island South hasta Georgia, desde 1937.
Más tarde, Anna encontró otros especímenes preservados en colecciones en el Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte y el Museo de Historia Natural de Virginia, además capturó nuevos especímenes vivos en Georgia y Carolina del Norte. Ahora se cree que M. mimicus ha estado ocupando “una franja del este de los Estados Unidos” entre los rangos de otras dos sanguijuelas medicinales, durante al menos las últimas décadas.
“Encontramos una nueva especie de sanguijuela medicinal a menos de 50 millas [80 km] del Museo Nacional de Historia Natural, una de las bibliotecas de biodiversidad más grandes del mundo”, dice Phillips. “Un descubrimiento como este deja en claro cuánta diversidad queda por descubrir y documentar, incluso ante los ojos de los científicos”.
El uso medicinal de las sanguijuelas inicia en Egipto donde las utilizaban para curar algunos padecimientos. En las culturas romana y griega, los médicos creían que la salud humana dependía del balance de cuatro humores, la bilis negra, bilis, flema y sangre, en ese contexto planteaban que si una persona tenía mucho líquido rojo, sufría dolores de cabeza, fiebre, mareos, hiperactividad y lo “sanaban” con las sanguijuelas. A través de los años estos mitos fueron olvidados. No obstante, en la actualidad la ciencia ha realizado investigaciones encaminadas a utilizar estos parásitos en casos particulares de reimplantación de órganos y tejidos.
Si una persona pierde una oreja, un dedo, e incluso un pedazo de carne, el médico puede colocar el órgano en su lugar y aplicar sanguijuelas para ayudar a que el flujo sanguíneo se pueda reactivar. Además, se ha estudiado las propiedades químicas de su saliva donde han encontrado una gran cantidad de anticoagulantes. Muchas de estas proteínas funcionan para deshacer coágulos, y por ende, funcionan para tratar enfermedades como la trombosis, o algunas otras de este tipo.
Los científicos publicaron en el Journal of Parasitology un artículo sobre la investigación, que también involucró a científicos del Royal Ontario Museum de Canadá.
For #NationalRelaxationDay we share this hypnotic video…of a LEECH. Its name is Macrobdella mimicus. And it was just described today in the Journal of Parasitology, by our curator of parasitic worms, Anna Phillips @Annalida500, and a team of scientists. pic.twitter.com/3iCQO9h2Uk
— Smithsonian NMNH (@NMNH) August 15, 2019
Con información de: New Aatlas, Smithsonian Magazine y UNAM Global.