Brasil superó el jueves la marca de 2 millones de casos confirmados de coronavirus, con pocas señales de que la tasa de aumento se esté desacelerando a medida que aumenta la ira por el manejo del brote por parte del presidente Jair Bolsonaro.
Han pasado solo 27 días desde que Brasil, que tiene el segundo brote más grande del mundo después de Estados Unidos, llegó a un millón de casos. En las últimas semanas, se han confirmado casi 40,000 nuevos casos por día, según cifras del gobierno.
Por el contrario, pasaron 43 días entre 1 millón y 2 millones de casos confirmados en los Estados Unidos, donde la propagación de COVID-19 disminuyó brevemente en mayo antes de acelerarse nuevamente en junio, según un recuento de Reuters.
El jueves, los casos confirmados en Brasil totalizaron 2.012.151, mientras que las muertes sumaron 76.688.
Brasil, el país más grande de América Latina, alberga a unos 210 millones de personas, aproximadamente dos tercios del tamaño de la población estadounidense.
En ambos países, el contagio ha explotado a medida que el virus ha ganado fuerza en nuevas áreas lejos de las ciudades más grandes. Un mosaico de respuestas estatales y municipales se ha mantenido mal en Brasil en ausencia de una política estrechamente coordinada del gobierno federal.
A pesar de la rápida propagación del virus, Bolsonaro, un ex capitán del ejército de extrema derecha, ha presionado a los gobiernos locales para que levanten las restricciones de bloqueo.
Bolsonaro, quien dio positivo por el virus la semana pasada, minimizó sus riesgos para la salud y luchó contra las órdenes de distanciamiento social, calificando sus efectos económicos de peor que la enfermedad misma. Bajo presión, muchos gobernadores y alcaldes han aflojado las restricciones en las últimas semanas, alimentando brotes más grandes.
Las encuestas muestran que la popularidad de Bolsonaro se ha hundido durante la pandemia. La proporción de brasileños que ven a su gobierno como malo o terrible ha aumentado al 44%, según una encuesta realizada a fines de junio por el encuestador Datafolha. Eso subió del 38% en abril y del 36% en diciembre.
“El gobierno no se movió a pesar de la crisis de salud. Pensaron más en el dinero que en las personas ”, dijo Rafael Reis de Río de Janeiro, quien perdió a su madre de 71 años por la enfermedad. “Se burlaron de la enfermedad. No creían en eso … Querían que todos volvieran a las calles “.
En algunas grandes ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo, donde el brote surgió por primera vez en Brasil, los nuevos casos diarios se han estabilizado e incluso han comenzado a disminuir lentamente. Sin embargo, eso se ha compensado con el agravamiento de brotes en otras regiones.
Entre los estados con los brotes de más rápido crecimiento se encuentran Rio Grande do Sul y Paraná, en el sur de Brasil, que habían controlado sus brotes desde el principio.
“La enfermedad ha evolucionado no solo con el tiempo, sino también a través de las geografías”, dijo Roberto Medronho, profesor de medicina en la Universidad Federal de Río de Janeiro. “Todavía no hemos alcanzado el pico en Brasil debido a estas sucesivas epidemias que ocurren en varias regiones”.
Dijo que los modelos muestran que el próximo millón de casos en Brasil puede llegar más lentamente, ya que ahora hay menos rincones vírgenes del país. A fines de julio o la primera quincena de agosto, Medronho dijo que los nuevos casos diarios podrían comenzar a disminuir a nivel nacional.
Sin embargo, los expertos en salud pública están alarmando sobre el empeoramiento de las perspectivas en el sur de Brasil, que tiene el clima más frío durante el invierno del hemisferio sur, ahora en curso, y una población que es más sesgada que el resto del país.
Se sabe que COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, es significativamente más mortal para la población de mayor edad. Mientras que otros coronavirus se han propagado más rápidamente durante los meses de invierno, el impacto del clima más frío en el nuevo virus no se ha demostrado científicamente.
“Lo que me preocupa en el sur es la propagación al interior, con una población mayor”, dijo Wanderson Oliveira, ex secretario del ministerio de salud. “Dado el frío y la humedad, tiene todas las condiciones para explotar”.
