El tiempo del cáncer, impotencia sin respuesta…
Por: Los que hacemos Alcanzando el Conocimiento
Hace unos días, se cumplió un aniversario más del Día Mundial de la lucha contra el Cáncer, un 04 de febrero, que bien pudo haber pasado, como en muchas ocasiones, como una fecha más en donde todo mundo publica cifras… pero esta vez para el equipo de Alcanzando el Conocimiento, la fecha no fue sólo de cifras.
En esta ocasión, en Alcanzando el Conocimiento tenemos mucho que contar sobre está desastrosa enfermedad. Recientemente concluimos una serie de temas sobre cáncer. Una serie de cuatro capítulos, en la que nos dimos a la tarea de revisar las principales problemáticas en México y de ver muy de cerca esta enfermedad a la que llaman el mal de todos los males, el horror de los horrores…
Y es por eso que este blog lo escribo, retomando no sólo mi sentir y pensar, sino el de mis compañer@s que trabajan en Alcanzando el Conocimiento, porque todos fuimos parte de esta intensa travesía.
Y he aquí las reflexiones que tenemos en el equipo:
El cáncer es un mal que desde tiempos antiguos aqueja al ser humano, hombres y mujeres, ancianos y niños sin importar la condición social. Una sombra que ha acompañado a la humanidad y que, a diferencia de lo que ha ocurrido con bacterias y virus en los que se ha podido encontrar un antibiótico o vacuna para contrarrestarlos (mención aparte, merece el actual coronavirus de Wuhan), para el cáncer no se ha podido encontrar una cura regular.
Para el cáncer, además de investigación científica y desarrollo tecnológico, se ha necesitado de otro elemento: tiempo. El tiempo en el cáncer puede ser el gran aliado o el enemigo invencible. Hace casi 50 años, en 1971 el presidente Richard Nixon declaró la Guerra contra el Cáncer y el objetivo era encontrar una cura al final de esa década. Loable decisión de Nixon, pero su paradójico legado es la guerra de Vietnam; la cual dejó cientos de personas enfermas de cáncer, niños nacidos con malformaciones y decenas de soldados liciados de por vida, a causa del uso de armas químicas como el agente naranja, un defoliante que arrasó con la selva y que a la fecha sigue presente en los suelos de Vietnam.
Químicos que arrasan con todo y que también fueron utilizados como armas químicas en la Primera Guerra Mundial, han sido la base para los tratamientos actuales para el cáncer. Y es que en pleno siglo XXI, los tratamientos para el cáncer, las quimioterapias, siguen siendo, en su mayoría, soluciones a este mal, del siglo pasado y por lo tanto, su efecto es limitado. Tratamientos agresivos con las células cancerosas, pero también con las células sanas.
Lamentablemente, México pertenece al grupo de países donde el cáncer, aunque no tiene la misma incidencia que las enfermedades cardiovasculares, como en los países desarrollados, por ejemplo, su grado de morbilidad y por tanto, de mortandad si es alto, ya que su detención es tardía, en más del 70 por ciento de los casos.
Justo en este asunto, el de la detección tardía, pudimos corroborar que una de las situaciones más lamentables y tristes que suceden en el país, en asuntos de salud, es el incremento de cáncer en niños en los últimos años, principalmente por las leucemias.
En México cada año se detectan 8 mil nuevos casos de cáncer infantil y muchos de estos cánceres también se detectan en etapas avanzadas. De nuevo el tiempo juega un papel primordial en el desarrollo de la enfermedad; tiempo que resulta ser: aliado o enemigo. Pero no es porque no haya síntomas, al contrario, los síntomas del cáncer infantil hacen que el diagnóstico clasifique los síntomas como efectos de una infección o un padecimiento que nada tiene que ver con cáncer. Pasan los días, el niño no mejora y en la gran mayoría de los casos hay un ir y venir de distintos diagnósticos médicos, pasan varias semanas hasta que los padres reciben el certero, pero lamentable la enfermedad ya avanzó.
Valioso tiempo perdido que, de nuevo, es determinante para ganarle la batalla al cáncer. Tomando en cuenta, que el metabolismo de los niños es todo un torbellino, las células malignas se reproducen con celeridad. Tiempo perdido que muchas veces no se logra recuperar y que provoca rabia e impotencia de no poder salvar la vida de un niño. Impotencia que vivimos de los doctores, de los padres, de los niños y que nosotros mismos, en el equipo de Alcanzando el Conocimiento, sentimos…
La impotencia que nos dio, nos llevó de inmediato a la pregunta ¿Por qué a ellos, porqué cáncer en niños? Esa fue la interrogante sin respuesta. Los niños enfermos de los hospitales tenían diferentes orígenes y así también los cánceres que padecen. Tumores cerebrales, amputaciones de brazos, de piernas. Se detonan 8 mil casos nuevos de cánceres en niños al año, lo que ocasiona una impotencia tal, que ni los médicos pueden enfrentarla. Y la opción son medicamentos paliativos que podrían detener el crecimiento de las células desordenadas y sin control…pero que en muchos casos, las células cancerosas se rebelan y siguen creciendo.
Hay una iniciativa médica que sobresale ante esta situación. Todos hemos padecido la burocracia en el sistema de salud mexicano. La alta demanda en los servicios hace lenta la atención médica. En el caso de los derechohabientes del ISSSTE hubo una iniciativa para reducir el tiempo para remitir a los niños a un hospital de alta especialidad. Es una iniciativa que no implicó gastos adicionales, el objetivo fue reducir la burocracia y ha tenido éxito al lograr una tasa de recuperación elevada. Una iniciativa que bien se podría replicar en otros institutos del sistema de salud y en otros estados del país para salvar más vidas.
El aumento en el cáncer ha traído también la necesidad de incrementar el número de especialistas para su atención. En los hospitales de alta especialidad se cuenta con oncólogos para atender a los pacientes; sin embargo, en el caso de los niños no es así. Hay muy pocos especialistas en cáncer infantil en México a pesar de que es la primera causa de muerte de la población de entre 4 y 15 años de edad.
Y es que la leucemia linfoblástica aguda, a pesar de ser curable desde hace varias décadas en los países desarrollados, por lo menos desde la segunda mitad del siglo pasado, en países como México no, porque con diagnósticos erráticos y tardíos, la enfermedad se esconde entre otros síntomas y muchos niños no llegan a salvarse.
En el cáncer el tiempo es oro y cuando una persona es diagnosticada con la enfermedad, lo que urge es iniciar el tratamiento de inmediato. Tratamiento que además es costoso y que para los pacientes implica ir al hospital para que les sea aplicado. Y no siempre los hospitales quedan cercanos de toda la población.
Los efectos de los tratamientos contra el cáncer son conocidos: caída del cabello, irritabilidad, malestar estomacal, debilidad y otros. En el caso de los niños, además de estos síntomas, dejan de ir a la escuela e increíblemente enfrentan el rechazo por el estigma de padecer cáncer.
En México hay instituciones que a la par que atienden a los pacientes, hacen investigación, como el INCAN, el Hospital Federico Gómez y el Instituto Nacional de Pediatría. En el caso del cáncer de adultos los casos registrados en estas instituciones confirman que el estilo de vida es un factor de riesgo: la obesidad incrementa las posibilidades de tener cáncer. Esta circunstancia está probada, publicada, demostrada y aún así, estamos a la expectativa de una batalla entre el gobierno, la sociedad civil y la industria, esta última se niega a aceptar el etiquetado de los alimentos y bebidas no alcohólicas.
Sin embargo, en el caso del cáncer infantil hay poca investigación porque, de nuevo, lo urgente es salvar la vida de los pacientes; sin embargo, que el cáncer sea la primera causa de muerte de los niños debería ser una razón suficiente para actuar, algo que no se hizo años atrás y debiera hacerse ya!!.
Existe un indicador llamado Años de Vida Potenciales Perdidos (AVPP) que es la pérdida que tiene un país por la muerte de personas jóvenes o de fallecimientos prematuros. Cuando más prematura es la muerte, mayor es la pérdida de vida. Este indicador es utilizado frecuentemente para el estudio de las desigualdades en salud. El análisis de los AVPP en diferentes niveles socioeconómicos es muy utilizado para conocer el impacto de las políticas públicas sobre acceso y protección de grupos vulnerables.
El día 4 de febrero, el secretario de Salud, Jorge Alcocer declaró: “La muerte infantil es el mejor indicador de cómo va un país en su sistema de salud, de eso no hay ninguna discusión y México no está cumpliendo con esa tarea.”
Y si, es lamentable que los casos de cáncer vayan en aumento y que también “fuera de la Zona Metropolitana del Valle de México, en cuestión de cáncer, lamentablemente, todavía en mucho sea Cuatitlán…” porque no se cuentan con los servicios para detectar cánceres a tiempo, ni con oncólogos ni tratamientos suficientes.
Que el monopolio de las medicinas y los negocios de las farmacéuticas que se han venido haciendo al amparo del poder, de la corrupción de funcionarios de la salud y otros cómplices en medicamentos como el metotrexato hacen que por la alta demanda, los precios se manejen caprichosamente a la alza, por lo tanto, la escasez de este tipo de medicamentos, quimioterapéuticos sea una realidad.
Es una realidad que todos hemos tenido un familiar, un conocido, que esté o haya estado bajo un tratamiento contra el cáncer o, que inexorablemente perdió la batalla contra el mal ¿por qué? Porque en los últimos años el número de casos se ha incrementado. Naturalmente que uno se pregunta ¿por qué? ¿Es por la herencia? Sí, en el caso de los adultos los antecedentes familiares de cáncer son un factor de riesgo, pero esa ya no es la única determinante. Porque según las investigaciones sólo el 5% de los cánceres son de origen genético. El factor de riesgo se incrementa en generaciones jóvenes por nuestro estilo de vida. Es el caso de Japón que ha aumentado en cáncer gástrico en los últimos años, por cambiar, de su comida tradicional, a la comida rápida. El cáncer de pulmón está determinado con la exposición a agentes contaminantes, contaminación ambiental y uso de tabaco. La alta exposición a los bencenos y los derivados del petróleo también tiene que ver con el incremento de los cánceres. Los plásticos y las sustancias que emanan estos, también son precursoras del cáncer. Existen por lo menos unos 200 factores que podrían ser las causas del cáncer.
Los médicos especialistas y los científicos dedicados a la investigación del cáncer coinciden en eso: lo que comemos, lo que bebemos, lo que respiramos afecta nuestro cuerpo y en una buena cantidad de personas esa afectación se va a transformar en un cáncer. Un cáncer que en la mayoría surge silencioso, sin provocar síntomas y que además cuenta con un aliado: el tiempo. Para la mayoría de los pacientes el diagnóstico llega cuando el mal ha avanzado y las posibilidades de vencerlo se reducen.
Si la herencia, lo que comemos, respiramos y bebemos es lo que nos enferma, un cambio de hábitos puede ser determinante para reducir las posibilidades de enfermar, pero ¿qué pasa con los niños y los jóvenes que enferman de cáncer? No se sabe con exactitud.
Es posible que más personas adultas y niños puedan logar ser supervivientes de cáncer. Pero se necesita mucho por hacer: desde investigación y más, pero quizá el primer gran reto sea entender que en el cáncer: el tiempo es oro.