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Alimentos ultraprocesados amenazan la soberanía alimentaria y la salud pública

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) llevó a cabo el Conversatorio: “Salud y alimentación en México, retos y soluciones desde un enfoque sistémico e integral”, donde expertas y expertos de la academia y la sociedad civil discutieron sobre los determinantes y múltiples dimensiones de la sindemia de enfermedades crónicas y de la mala nutrición en México.

A partir de este análisis y reflexión colectiva, se planteó una serie de recomendaciones para la consolidación de las políticas públicas integrales, equitativas y acordes a los contextos de cada territorio. Como temas estratégicos para estas políticas se subrayó la necesidad de fortalecer la soberanía alimentaria nacional, la regulación de los ambientes alimentarios y la inclusión del componente de actividad física para la promoción de la salud.

El conversatorio se realizó el marco del Proyecto de Nacional de Investigación e Incidencia del Pronaces-Salud titulado Estrategia Nacional para el Control y Prevención de las Enfermedades Crónicas (Encopec), un esfuerzo multisectorial coordinado por el director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS), Simón Barquera Cervera, del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

Desde una mirada crítica se revisó el panorama que México vive en materia de salud, alimentación, soberanía alimentaria y actividad física: “aquí estamos hablando de la vida de las personas”; vidas y bienestar que se pierden por la falta de libertad para elegir. Ante todo, este es un tema de derechos humanos y requiere de la acción colectiva, desde todos los niveles, para fomentar y lograr la garantía del derecho a una salud global.

Simón Barquera destacó la concurrencia de 15 instituciones públicas para trabajar de manera conjunta en la generación de herramientas que ayuden a monitorear las necesidades del país en materia de salud y alimentación, a fin de saber la evolución de las políticas nacionales dirigidas a favorecer esos rubros; así como mantener el seguimiento del etiquetado de alimentos de productos también conocidos como “chatarra” por su reducido o nulo valor nutricional, pero que están expuestos a la venta pública. También ponderó la necesidad de formar parte del observatorio de la actividad física de las y los niños para ofrecer alternativas que mejoren su condición.

En su caso, el director regional sureste del Conacyt, Luis Enrique García Barrios, situó el momento actual en el que se articulan esfuerzos desde las instituciones públicas, las organizaciones de base social y la academia para recomponer un sistema que se fundó en un proyecto neoliberal y que en la actualidad se enfrenta con una alianza entre comunidades humanas virtuosas que construyen la soberanía alimentaria del país, con un Estado que apoya activamente los circuitos solidarios de producción, distribución y consumo con un cambio de paradigma.

La investigadora de la Academia de Nutrición y Salud de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), Katia Yetzani García Maldonado, añadió que la alimentación de las infancias, a través de distintos programas institucionales, se lleva a cabo con una visión histórica que en administraciones anteriores fue desplazada por intereses económicos que nunca atendieron la nutrición en las comunidades; principalmente, rurales. Con el eje rector del Estado y no de las empresas productoras de alimentos masivos, dijo, es posible promover productos regionales que formen parte de los repertorios alimentarios de las comunidades que eviten el desperdicio, así como la contaminación con los empaques de productos industrializados, que carecen de valor nutricional.

La investigadora del CINyS del INSP, Alejandra Jáuregui de la Mota, estableció un diagnóstico sobre la actividad física de las personas, el cual refiere que una de cada 10 muertes en México está asociada a la falta de actividad física; que las infancias entre 10 y 14 años de edad pasan 80 por ciento del tiempo frente a las pantallas, causando implicaciones adversas para la salud física y mental, y que el sedentarismo también alcanza a la población juvenil entre 20 y 29 años, con alta prevalencia, en los tres casos, en estratos socioeconómicos altos, en áreas urbanas y de la Ciudad de México.

El conversatorio resaltó desde un análisis científico el carácter histórico, social, ambiental y económico vinculado a la sindemia de la mala alimentación y las enfermedades crónicas en México. Reiteró la importancia de la participación y acción social para un verdadero impacto en la transformación hacia políticas públicas encaminadas a la recuperación de una cultura alimentaria saludable, a partir del tránsito hacia un sistema agroalimentario justo y sostenible, a favor de la salud y el bienestar de las y los mexicanos.

El director de la organización civil El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo Unna, abordó las emisiones de gases de efecto invernadero que produce el sistema alimentario actual y el poder de las grandes corporaciones sobre las estrategias gubernamentales de las administraciones previas. Mencionó que en México la mala alimentación es causa de 23 muertes cada hora debido a la alteración de la dieta y a que nos hemos convertido en uno de los mayores consumidores de productos ultra procesados de América Latina, desarrollando uno de los mayores índices de sobrepeso, obesidad y muerte por diabetes en el mundo.

También participaron, Mariana Cárdenas González, directora de Vinculación y Enlace Nacional e Internacional Coordinación Pronaces-Salud, del Conacyt; y Juan Carlos Salgado Hernández, investigador por México en el CINyS, INSP. El conversatorio “Salud y alimentación en México, retos y soluciones desde un enfoque sistémico e integral” puede consultarse en el siguiente enlace: https://bit.ly/3CgGNnG.

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By  Alcanzando el Conocimiento

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