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Alemania: la pandemia destapa la explotación laboral en varios sectores de la economía

Reportaje publicado en: Deustche Welle

Mariana Costea trabajó dos meses en una granja en Baviera. Pero debido a las malas condiciones de trabajo, decidió regresar a su país: Rumania. Ahora no se imagina volver a Alemania: horas extras no pagadas, viviendas sucias y compartidas, falta de protección contra el coronavirus. “No acepté que ocho de nosotros tuviéramos que dormir en una habitación, que ocho personas usaran un solo baño y 30 una cocina”, dice la recolectora rumana de cosechas en el reportaje de DW “Escándalo sistemático”.

En un minibús de sólo ocho asientos, eran metidas hasta 14 o 15 personas para transportarlas a los cultivos por la mañana y de vuelta a su alojamiento por la tarde, informa. Las medidas de protección contra el coronavirus son estrictas en Alemania, y deberían ser cumplidas también con los recolectores de cosechas de Europa del este.

El virus ha sacado a la luz pública los abusos

Mariana Costea es una de las muchas trabajadoras de Europa del Este que en las últimas semanas y meses ha tenido el valor para hablar de las condiciones insostenibles de varios sectores de la economía alemana: la industria cárnica, los servicios de mensajería, la enfermería, las obras de construcción y en las granjas. Condiciones que, como admite abiertamente el ministro federal de Trabajo Hubertus Heil, se conocían desde hacía años: “El coronavirus es como un vidrio ardiente”, dijo Heil durante una conferencia de prensa en Berlín, “se ven cosas que antes ya estaban fuera de orden”.

Alex prefiere permanecer anónimo, pero también hace su denuncia en DW. Él trabajó durante dos años en Tönnies, la mayor planta procesadora de carne de Alemania: “Nos robaron horas de trabajo. En lugar de ocho horas, más 45 minutos de descanso, trabajamos de 10 a 13 horas al día. Después de eso, estás exhausto, incluso mentalmente”.

Las empresas han delegado el trabajo y las responsabilidades a subcontratistas, que son los que emplean a la mayoría de los trabajadores de Europa del este. Incluso el rumano Alex B. no tuvo su contrato directamente con la empresa cárnica alemana, sino con un subcontratista: una empresa externa que se hace cargo de partes de la producción en el matadero. Así pues, la responsabilidad de las condiciones de trabajo recae en última instancia en el subcontratista, y no en el productor de carne.

Para la mayoría de los trabajadores de la fábrica, se aplica el trabajo a destajo: no se les paga según el tiempo, sino según la cantidad de trabajo realizado. Y esto no puede hacerse en ocho horas. Un sistema de explotación, dice Alex. Quien protesta se va rápidamente, y las normas laborales alemanas tampoco se aplican aquí en otros aspectos, agrega.

Y contra un contagio con coronavirus se tomaban muy pocas medidas: más de 1.500, de los aproximadamente 7.000 empleados de Tönnies en Rheda-Wiedenbrück dieron positivo a principios de junio, y toda la región de Gütersloh tuvo que cerrarse. La fiscalía está investigando a Tönnies y a varios subcontratistas por la violación de la Ley de Protección de Infecciones de Alemania.

Subcontratistas, una red difícil de controlar

El sistema de subcontratistas e intermediarios, a menudo compatriotas del personal de obra de Europa oriental, forma una red opaca y difícil de controlar. ¿No debería ser posible, sin embargo, en el estado de bienestar de Alemania, comprobar regularmente cómo se alojan los trabajadores y en qué condiciones trabajan? En teoría, sí, dice Marius Hanganu del proyecto “Movilidad justa” a DW. Él mismo es rumano de nacimiento y asesora a los llamados “contratados” y a los trabajadores de temporada de toda Europa sudoriental para la Federación de Sindicatos de Alemania. Las autoridades aduaneras y sanitarias alemanas son responsables de comprobar las condiciones, dice. Sin embargo, no todo funciona siempre sin problemas durante las inspecciones, como lo muestra el último caso en Baviera: “Las autoridades de migración anunciaron con antelación tres visitas. Es interesante por qué tales “filtraciones” pueden ocurrir en una autoridad como la de migración y aduanas. ¿Un topo? Y eso tiene que ver con la dirección general que es la que recoge dicha información, dijo Hanganu.

Una acusación seria. DW le preguntó a la Dirección General de Aduanas si se conocían esos casos de controles anunciados. Su breve respuesta: “¡No tenemos conocimiento de esto!”.

Los casos de contagios en granjas y plantas de carne han obligado a tomar medidas. A partir del 1 de enero de 2021, quedan prohibidos los contratos de trabajo, al menos en la industria cárnica. Esto significa que los grandes mataderos alemanes ya no podrán utilizar personal externo. Una medida que se estudia aplicar en otros sectores.

¿Coronavirus: una oportunidad?

Un rebrote en una granja en Mamming, Baviera, en donde más de 170 de los 500 trabajadores de temporada dieron positivo por coronavirus, y toda la granja fue puesta en cuarentena. La mayoría de los trabajadores vienen de Rumania, algunos de Bulgaria, Hungría y Ucrania.

La pandemia ha destapado definitivamente un sistema de condiciones inhumanas de trabajo en Alemania que ha estado en vigor durante años. Pero quizás esta sea también una oportunidad para cientos de miles de trabajadores de Europa del este, cuyas condiciones laborales y de vida deben ahora mejorarse. Alex está convencido de que sin el virus todo habría seguido igual. Ahora está probando suerte con otra compañía de carne alemana. En un empleo permanente. Dice que ya no acepta ser explotado.

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By  Alcanzando el Conocimiento

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