Por: Bertha Alicia Galindo
Hoy en la Mañanera del Pueblo, el Secretario de Salud, David Kershenobich, habló de los daños a la salud que ocasiona la ingesta de refrescos y bebidas azucaradas, un tema que luego de varias décadas, ha causado ya grandes estragos a la salud de la población mexicana con padecimientos como la obesidad, el síndrome metabólico y lo más grave, la diabetes. Esta última no sólo deteriora el estado de salud de una persona, sino que es un barril sin fondo para cualquier sistema de salud por los costos de atención que requiere.
México y Colombia se han convertido en los países que más bebidas azucaradas consumen. Un mexicano consume alrededor de 166 litros de refresco al año. La industria de los refrescos es muy eficiente en sus cadenas de distribución. Hay refrescos lo mismo en la Sierra de Zongolica, Veracruz que en el Desierto de Chihuahua. Para las empresas refresqueras lo importante es llegar a su destino final.
En estados como Campeche o Chiapas o los estados con costas, “la calor” se remedia muchas veces no con agua…sino con refresco.
Y aquí cabe un ejemplo que conozco. En Acapulco Guerrero el consumo de refrescos todo el año es alucinante y el problema es que los casos de diabetes tipo 2 son en esa misma proporción. La consecuencia más evidente: daño renal. Los acapulqueños enfermos se tienen que dializar. Las opciones para los que tienen seguridad social son los hospitales del IMSS y el ISSSTE, pero es innegable que los sistemas están rebasados por una sobredemanda.
En el caso del Imss Bienestar, que brinda atención a las personas que no cuentan con seguridad social, las posibilidades no son muchas. Hospitales como el General “Dr. Donato G. Alarcón” en la colonia Renacimiento y el Hospital Imss Bienestar Acapulco, mejor conocido como “El Quemado” cuentan con un sistema muy moderno de servicio gratuito de hemodiálisis, un proyecto que fue emprendido en el gobierno del presidente López Obrador con el INSABI. Una iniciativa muy loable para atender a la población que necesita este tratamiento, pero el problema es el mismo, los lugares siguen siendo muy pocos para la gran demanda.
La opción queda es atenderse en los servicios de salud privada, pero si las diálisis son de 2 a 3 o hasta 4 veces por semana para cada persona, eso se convierte es costosas sumas que muy pocos podrán pagar.
En México, los estados que tienen mayores problemas de diabetes son Campeche, Yucatán, Veracruz, Guerrero y por supuesto, los estados del norte del país. Tanto en el sur como en el norte, la diabetes está dada por problemas en la alimentación; es decir, malos hábitos ya sea por un exceso de consumo de azucares o por un exceso de consumo de harinas refinadas o una combinación de todo. Y ojo, al hablar de refrescos y bebidas azucaradas, no sólo me refiero a las industrializadas. Por cuestión de gustos, hay aguas frescas que se preparan con grandes cantidades de azúcar. Entonces mucha gente cree que consumir un agua de horchata, jamaica o tamarindo es sano, que en estricto sentido si lo es, siempre y cuando sólo tengan poca azúcar añadida (una cucharadita por vaso), porque las frutas ya tienen endulzante natural. Sin embargo, en muchas familias se acostumbra agregar una gran cantidad de azúcar o jarabe de maíz y atrás quedó lo sano de la jamaica o el tamarindo, porque dicen –es que si no, no sabe –…
A corto plazo…
El consumo de refrescos y bebidas azucaradas a corto plazo causa: aumento de peso, obesidad, inflamación porque un refresco contiene grandes cantidades de azúcar y calorías con cero valores nutricionales que favorecen la acumulación de grasa. Causan alteraciones metabólicas porque elevan rápidamente la glucosa en la sangre y la insulina lo que aumenta el riesgo a la resistencia a la insulina que es la hormona encargada de permitir que la glucosa entre a las células para producir energía, lo que ocasiona que el pancreas para compensar produzca más insulina y se descompensan los niveles de glucosa en la sangre lo que ocasiona la diabetes tipo 2. Además de que el exceso de fructuosa que tiene el jarabe de maíz con lo que son endulzados los refrescos genera grasa que se acumula en el hígado y se cae en el llamado “hígado graso” que a su vez puede tener un desenlace en un hígado cirrótico no alcohólico.

A mediano y largo plazo…
La primera consecuencia grave por ingerir en demasía refrescos y bebidas azucaradas es el desarrollo de la diabetes tipo 2, porque tan sólo un vaso, lata o botella de refresco de 600 mililitros a diario contiene entre 12 y 15 cucharaditas de azúcar, es decir, de 45 a 60 gramos de azúcar.
Estas cifras deben llevarnos a reflexionar: si esa cantidad de azúcar tiene un solo vaso de refresco y las personas adictas al refresco y al azúcar no toman 1 vaso de bebidas azucaradas al día, entonces ¿Cuántos gramos de azúcar están consumiendo por día? Esa respuesta de consumo de refresco no va a coincidir con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud que dice que una persona debe consumir 25 gramos de azúcar añadida al día para población adulta.
De los daños a la salud causados por el consumo frecuente de refrescos y bebidas azucaradas podemos hablar de comorbilidades relacionadas a la obesidad y la diabetes como las enfermedades cardiovasculares, problemas renales y deterioro de los dientes (el azúcar en demasía favorece las caries), comorbilidades que además de dañar al individuo tienen efectos en el sistema de salud pública.
Me centraré solamente en lo que representa la diabetes para el sistema de salud pública. En México, 13 por ciento de la población adulta tiene diabetes tipo 2. Según los últimos datos del INEGI, la diabetes es la segunda causa de mortalidad en el país, después de enfermedades cardiovasculares. La diabetes ocasiona complicaciones graves al cuerpo humano y deteriora la calidad de vida en muy poco tiempo causando insuficiencia renal, ceguera, amputaciones, neuropatías, infartos y derrames cerebrales.
Como dijo el Dr. David Kersenobich no sólo nos debemos de fijar en el número de muertes por diabetes que son más de 112 mil muertes por año sino cómo viven los enfermos de diabetes sus últimos años: “Pueden vivir con discapacidad hasta 10 años por sus complicaciones que presentan y pierden hasta 10 años de vida por el consumo excesivo de bebidas, no es el único factor, pero es quizá, el más importante, desde el punto de vista preventivo”. Una persona con diabetes tiene que acabar lavando su sangre con una hemodiálisis. Conectarse a una máquina de 3 a 4 días por semana. Así terminan las personas con diabetes. Retomo el caso de Acapulco ¿Cuánto le cuesta al sistema de salud pública mantener a un paciente con diabetes? ¿Y la calidad de vida?
El consumo de refrescos y bebidas azucaradas genera de 1 a 3 nuevos casos de diabetes. Está científicamente probado que estos productos causan daños a la salud.
Existe un etiquetado frontal en donde se advierte a los consumidores sobre el exceso de azúcares, calorías grasas, entre otros ingredientes, que contiene un producto, pero el consumo de refrescos se ha mantenido. Evidentemente esto lleva a preguntarnos si realmente funciona el etiquetado.
El Instituto Nacional de Salud Pública publicó en abril de este año un artículo en PLOS One que el etiquetado sí ha ayudado a reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y lo más importante, ha llevado a la industria a reformular sus productos para reducir el número de sellos de advertencia.
Pero parece que con la industria refresquera no habrá manera de reducir la cantidad de azúcar porque el consumo de estas bebidas genera adicción, sí, al igual que las drogas. Se activan las zonas de recompensa del cerebro con el azúcar. Entonces, si hay quien no puede consumir los alimentos sin un refresco, eso se traduce en demanda de refresco, demanda de azúcar, que se traducen en ventas y ganancias para una industria que ha encontrado un sitio muy lucrativo en México.
El etiquetado frontal no ha sido la única iniciativa para tratar de reducir el consumo de refrescos en México. En 2014 empezó a aplicarse un impuesto especial (IEPS) de 1 peso por cada litro de bebidas azucaradas y ahora es de 1.64 pesos. Con este impuesto se ha reducido un poco el consumo y se ha recaudado una gran cantidad de recursos, pero son insuficientes para brindar atención y tratamiento a quien tiene diabetes.
Ahora en el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo entró en vigor la prohibición de vender refrescos y bebidas azucaradas en las escuelas.
Pero dejar de consumir refrescos no depende solo de que tengan un alto costo o que no se puedan comprar en un lugar; es un cambio cultural radical en el estilo de vida y también de garantizar el acceso a agua potable.
En muchas zonas del país se consume refresco porque no hay agua o en las escuelas no hay bebederos. En la calle no hay bebederos y esa es tarea del gobierno. Aquí, para ponerle pausa a este tema del que seguiremos hablando sólo valdrá la pena preguntar ¿Qué hace falta hacer desde el gobierno para convencer a las y los ciudadanos que consumir frecuentemente refrescos y bebidas azucaradas es perjudicial para la salud a corto y largo plazo? ¿Y por parte de la sociedad? ¿Qué nos falta hacer?

La buena noticia
El abasto de medicamentos y material de curación fue un verdadero dolor de cabeza para el gobierno del Presidente López Obrador, el problema de la última milla en la entrega, el que las y los gobernadores rompieran con las mafias alrededor del jugoso mercado de medicinas no sucedió, el que se tuvieran canales de distribución eficientes no ocurrió del todo. Una decisión que se le reconoce a la presidenta Claudia Sheinbaum es este programa que hoy comenzó que se denomina “Ruta de la Salud”. Por fin, por una orden de Estado, las y los gobernadores contarán con un transporte para que no suceda como hasta el día de hoy, que quizá si hay medicinas y material de curación en el hospital de alta especialidad de la capital del estado pero en los hospitales y clínicas de los municipios, ni una gaza. Esperamos que ahora sí este programa de la “Ruta de la salud” no sólo brinde vehículos, sino comprometa a los gobiernos de los estados en la entrega real de los medicamentos y material de curación a hospitales y clínicas del país.